13.1.05

¿Cuál es la Perspectiva del Budismo sobre la Duda en la Fe?

Por Ted Morino
Consejero del Dpto. de Estudio de la SGI-USA
WT.'Spanish Pages', noviembre de 1999.

Traducción del World Tribune.25 de junio, de 1999, pág.6.
Enviado por A. Schulte a Cristina Valarino- 2000

Pregunta:¿Cómo debemos ver la duda en la fe, desde la perspectiva de nuestra práctica budista?

Respuesta: En el Budismo, la duda es definida como uno de los cinco venenos de la vida (los otros cuatros son la avaricia, la ira, la estupidez y la arrogancia.)
Mediante nuestra práctica budista tratamos de establecer una fe inquebrantable -sin ninguna duda- Pero es de gran importancia comprender que en el Budismo, una fe sin duda no quiere decir una fe ciega e incuestionable.

Una fe sin duda es una condición de vida en la cual estamos totalmente seguros y cómodos en nuestra creencia. Por supuesto, no es un estado estático, en esta condición de confianza continuamos nuestros esfuerzos para profundizar nuestro entendimiento del Budismo y fortalecer nuestra fe, o sea, nuestro estado de vida.

Sin embargo, nuevas dudas siempre pueden surgir. Pero también es posible que nuestra naturaleza iluminada siempre pueda ganar sobre las nuevas dudas hasta el punto en que podamos establecer una convicción absoluta en la Ley Mística, tal como el ejemplo dado por Nichiren Daishonin.

Cuando los creyentes hacían preguntas a Nichiren Daishonin sobre los principios del Budismo, el Daishonin antes que nada, elogiaba el espíritu de búsqueda de ellos. El agradecía la oportunidad que cada pregunta le brindaba para poder aclarar un aspecto esencial de su enseñanza. Sin preguntas, no podría haber respuestas.
Con esto como base, quiero compartir tres puntos del Capítulo 6 de Gran Concentración y Discernimiento citados por Tien-t’ai como obstáculos que estorban nuestra práctica budista.
Ellos son: 1) Desconfianza de sí mismo,
2) desconfiar del mentor de uno y
3) dudar de la Ley Mística.

Desconfianza de sí mismo es la peor de las dudas. En cuanto a esto, Tien-t’ai declara, “La falta de fe en sí mismo significa que usted se menosprecia a sí mismo, pensando que no es merecedor y capaz de poder llevar a cabo la práctica budista.” De esta manera, señala como la desconfianza de nosotros mismos puede prevenirnos en lograr beneficios y puede llevarnos hasta el punto de abandonar nuestra práctica budista.
Lamentablemente, estamos viviendo en una época de escepticismo, en la cual es muy fácil para la gente desconfiar de todo, comenzando con ellos mismos. Mucha gente no tiene confianza en la política, educación, la prensa, religión y hasta la misma raza humana. Esta “lista de desconfianza” sigue creciendo sin límite. Sin embargo, al tope de dicha lista, está la desconfianza de sí mismo. Así que vemos aquí, un ciclo vicioso: La desconfianza en uno mismo afecta desfavorablemente nuestro ego y auto-estima, lo cual últimamente degrada la sociedad aun más. Una de las grandes metas del Budismo es eliminar la desconfianza de sí mismo de la faz de la tierra y ayudar a cada individuo establecer una verdadera confianza en sí mismo.

El presidente Ikeda una vez dijo: “ Porque no es fácil tener confianza en uno mismo, ponemos confianza en el Gojonzon, de esta forma hacemos nuestra fe en la Ley Mística la base de nuestra confianza, dicho de otra manera hacemos ‘nuestra innata Budeidad’ que es nuestra verdadera identidad la base de nuestra confianza.” Por el contrario, podemos ver aquí otro circulo vicioso, si somos la clase de persona que no puede tener confianza en sí mismo, en consecuencia no podemos tener confianza en nuestro mentor o la Ley Mística de todo corazón. Esta es la razón por la cual somos alentados a practicar y a estudiar espontáneamente para nuestra propia revolución humana. Llevando a cabo nuestra práctica budista con buenos amigos, es un gran medio que nos ayuda a tornar nuestra falta de confianza en convicción. El desafío que todos tenemos es fortalecer nuestra fe utilizando todos los medios posibles para así hacerlo. El Budismo nos guía a abordar nuestras debilidades en cada aspecto de nuestras vidas.

El Budismo nos enseña que podemos tener confianza en la belleza y el potencial supremo de nuestras vidas. Nichiren Daishonin nos enseñó cómo trascender nuestro ‘yo pequeño’ o superficial y despertar al ‘yo superior’ que existe en cada uno de nosotros, el ‘yo superior’ que yace en el nivel más profundo de nuestro ser-Nuestra Budeidad, La Novena Conciencia.

“Yo siempre hacía sólo mi propia cosa. Pero ahora, puedo orar por la felicidad de otros.” O “tengo esperanzas para el futuro.” O “lo voy hacer en vez de preocuparme, pensarlo o solamente desearlo.” Frecuentemente, escuchamos declaraciones similares en las reuniones de diálogo de la SGI-USA. El altruismo trasmitido o la fuerte determinación hacia el futuro señalado por tales declaraciones son prueba real de la confianza en sí mismo adquirida mediante esta práctica.

Los siguientes son datos y consejos que pueden ser entresacados del principio de La Novena Conciencia para que podamos incrementar la confianza en nosotros mismos y desarrollar una práctica budista más fuerte.

Primero, Debemos simplemente hacer el esfuerzo consciente de entonar daimoku con un sentimiento de confianza en el Gojonzon. Entonces, debemos ejercitar un 100% en los esfuerzos de afrontar los desafíos de nuestra vida cotidiana. Esta combinación de oración y acción nos capacitará para que podamos ganar sobre los pequeños asuntos que se nos presentan día por día, y de esta forma adquirir confianza en nosotros mismos.

Segundo, a medida que conscientemente continuamos haciendo tales esfuerzos, ellos gradualmente serán parte de nuestra forma de ser, lo cual significa que empezaremos subconscientemente a tener confianza en nosotros mismos (la séptima conciencia).

Tercero, al continuar este proceso, tener confianza en nosotros mismos se convertirá en nuestra inclinación natural, lo cual es llamado el Karma (la octava conciencia).

Cuarto, El Budismo enseña que a la vez que continuamos practicando con tales sentimientos positivos en nuestro corazón y pensamientos en nuestra mente, nuestra alegría y confianza en nosotros mismos emana de una forma en la cual verdaderamente disfrutamos nuestra vida, experimentamos la alegría de la Ley. Esta es la prueba de que hemos fortalecido o manifestado nuestra Budeidad (La Novena Conciencia). En esta condición nuestra confianza en nosotros mismos es inquebrantable. La duda se ha convertido en algo extraño para nosotros.

El presidente de la SGI Daisaku Ikeda dice: “Quienes tengan un espíritu de búsqueda siempre estarán radiantes, optimistas y alegres. Debemos darnos cuenta de que sólo mediante un espíritu de búsqueda es que podemos pulir y profundizar nuestra fe. Esto no es solamente una realidad en el ámbito de la fe. En cualquier intento, el espíritu de búsqueda de uno es lo que determina todo.

El primer paso que debemos dar para deshacernos de la duda en la fe está muy claro en el Budismo: Comienza a la vez que incitamos nuestro espíritu de búsqueda.

NUEVE CONCIENCIAS

Material Extraído del Estudio Anual del 3° Ciclo 1989 SGIAR

"Nunca busque este Gohonzon fuera de usted mismo. El Gohonzon existe solo dentro de cada uno de nosotros, gente común que abrazamos el Sutra del Loto e invocamos Nam‑myoho‑renge‑kyo. El cuerpo es el palacio de la novena conciencia, la realidad inmutable que reina por sobre todas las funciones de la vida."
"El verdadero aspecto del Gohonzon" (Una respuesta a la Sra. Nichinyo ‑Pág. 1244)


La teoría de las nueve conciencias es una importante doctrina budista que analiza los diferentes estratos de la vida y también los clarifica totalmente. Si bien tiene su origen en el pensamiento del Budismo b1ahayana indio de Sólo‑la‑Conciencia, la verdadera doctrina de las nueve conciencias fue formulada más tarde en China por el Gran Maestro T'ien‑t'ai quien la incorpora a su sistema filosófico. En los Últimos Días de la Ley, Nichiren Daishonin manifestó la entidad de la novena conciencia como el Gohonzon de Nam‑myoho‑renge‑kyo.
Como es bien sabido, desde el comienzo de este siglo y a través del desarrollo de la psicología profunda y el psicoanálisis, se han estado realizando esfuerzos, en Occidente para investigar los diversos estratos de la mente que se extienden ‑por debajo del nivel consciente. A este respecto, podemos decir que muchas de las nociones expuestas en el principio de las nueve conciencias atraen hoy el interés mundial.

En la expresión "nueve conciencias", la "conciencia" ha sido definida desde los tiempos del Budismo temprano como uno de los cinco componentes (forma, percepción, conceptualización, volición, y conciencia) que, reunidos, forman el ser humano individual. Como lo sugiere el término original sánscrito: vijñana, que significa discernir, comprender o entender, ella indica las funciones de conocimiento y razonamiento (es decir, el acto de distinguir o discernir) como también el sujeto que realiza estas funciones. La literatura Abhidharma (comentario doctrinal), del Budismo temprano o Hinayana, define seis conciencias que pertenecen respectivamente a los ojos, los oídos, la nariz, la lengua, el cuerpo y la mente, las cuales funcionan en relación. Con los "seis objetos": formas, sonidos, olores, sabores, texturas y dharmas (elementos mentales o espirituales). Estos seis objetos indican todo aquello que puede ser percibido por los sentidos, mientras que las seis conciencias indican tanto las funciones que perciben estos objetos como el sujeto que los percibe.

LAS FUNCIONES CONSCIENTES DE LA MENTE

Podemos comprender fácilmente los trabajos de estas seis conciencias en relación con nuestra experiencia cotidiana. Recibimos información acerca del mundo exterior a través de los cinco órganos de los sentidos: los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y el cuerpo. Basados en la integración de estos datos por la sexta conciencia –la mente‑ formamos juicios y, de ese modo, llevamos a cabo nuestras actividades diarias.
La sexta conciencia o "mente" indica aquí las funciones comunes de la mente humana que considera las cosas sobre la base de nociones generales, y distingue los objetos. En otras palabras, podemos considerar a las seis primeras conciencias como funciones que emergen en respuesta al mundo cotidiano de los asuntos humanos. En términos de la teoría de los Díez Estados, podríamos decir que estas conciencias corresponden al plano de los seis primeros estados, desde Infierno hasta Alegría. En estos "seis senderos" desde Infierno hasta Alegría, estamos respondiendo continuamente con ira, pena, placer, etc., a diversos estímulos externos. Completamente atrapados por nuestras reacciones frente a los incidentes cotidianos, somos incapaces de verlos objetivamente.
Puesto que cada uno de nosotros puede reconocer claramente la función de las seis conciencias, podemos decir que funcionan en la "superficie exterior" de la conciencia; ellas proveen un análisis de las funciones conscientes de la mente. Aun que operan a través de los sentidos físicos, las seis conciencias son consideradas como "mente". Esto refleja el hecho de que los dos aspectos, físico y mental; al Budismo temprano o Budismo Abhidharma le preocupaba mucho más el de la mente.
Al respecto, podemos notar que el Kusha Ron (Skt. Abhidharma‑kosha‑shastra) y otros trabajos representativos del Budismo Abhidharma definen a la sexta conciencia como base fundamental de la vida y a las otras cinco conciencias como funciones específicas de la vida. El Budismo temprano no avanzó más allá de este punto en su Investigación.
Sin embargo, si postulamos la sexta conciencia como base fundamental de la vida encontramos invariablemente ciertas dificultades lógicas. En primer lugar, puesto que las funciones de las seis conciencias, por naturaleza, surgen y subsisten coma respuesta a las circunstancias, tenemos el problema de dónde deberíamos buscar al sujeto que sobrelleva el ciclo de nacimiento y muerte.
Para analizarlo supongamos, por ejemplo, que miramos una flor y formamos el juicio, "Es roja", Sin embargo, a menos que hayamos aprendido previamente a qué se refiere la noción de "rojo" (y en tal sentido, a menos que haya algún sujeto que persista) ese conocimiento no surgirá. No obstante, puesto que las funciones de las seis conciencias se interrumpen de tanto en tanto dentro de su estructura, no podemos asumir la existencia de un sujeto continuo que realiza el conocimiento.


EL YO SUBJETIVO POR DEBAJO DEL NIVEL DE CONCIENCIA

Esta dificultad fue resuelta por la escuela de Sólo‑la‑Conciencia, del Budismo Mahayana, que postuló un sujeto continuo por debajo del nivel consciente de la mente. El pensamiento de Solo‑la‑Conciencia, que fue sistematizado por Asanga, Vasubandhu y otros, define otros dos planos de la mente por debajo de las seis conciencias; el séptimo o conciencia manas y el octavo o conciencia alaya.
La palabra manas originalmente significaba mente, intelecto o pensamiento. La sexta conciencia o "mente" indica, también, una función del pensamiento, pero la sexta conciencia está limitada a los pensamientos y razonamientos que atañen a los asuntos externos y comunes de la vida cotidiana. Por el contrario, la conciencia manas representa una función del pensamiento más profundo y poderoso. A diferencia de la sexta conciencia que toma como objeto las diversas circunstancias de la vida diaria, funcionando en respuesta a ellas, la conciencia manas es una función del pensamiento que opera espontáneamente desde el interior, prescindiendo de las condiciones externas. El Gran Maestro T'ien‑t'ai escribe en su Konkomyo Gengi (Significado profundo del Sutra Konkomyo): "La séptima conciencia discriminativa, aborrece y detesta el nacimiento y la muerte y se regocija en el nirvana, añorándolo. Esta es la conciencia de los dos vehículos". Como lo indica este pasaje, puede decirse que la conciencia manas indica las funciones del pensamiento en los estados de vida de la gente de los dos vehículos (Saber y Realización) que ya no están a merced de los asuntos inmediatos sino que ven el mundo de cada día con frío desapego y buscan alcanzar la verdad que penetra todos los fenómenos cambiantes.
Una característica adicional de la conciencia manas es un fuerte apego al yo. La función básica de esta conciencia, además de llevar adelante el pensamiento, es la adhesión al propio ego. Por ello, se dice que la conciencia manas está siempre acompañada de las cuatro formas de ilusión: la ilusión que conduce a las teorías de que el yo es absoluto e invariable, la ilusión que lleva al engreimiento y la ilusión que lleva al apego al yo Es bien sabido que las personas de los dos vehículos, no obstante haber comprendido una porción de la verdad, son aún capaces de caer en el egoísmo y la arrogancia Podemos decir que esto es así porque se convierten en prisioneros de la fuerte tendencia a la auto‑estima que acompaña a la conciencia manas.
Sin embargo, el sentido del yo que surge de esta séptima conciencia difiere de esta séptima conciencia difiero del reconocimiento cotidiano del yo que proviene de la percepción del propio cuerpo o la propia mente y conscientemente emplea la noción de "yo mismo".
Se considera que las funciones de la conciencia manas actúan ininterrumpidamente y en esto difieren de aquellas que operan en la superficie externa de la mente, las cuales están sujetas a interrupciones. Son, por ejemplo, como aquellas funciones que operan en la, vida de alguien reducido a un estado de vida vegetativo por un accidente y que sin embargo respira y hace esfuerzos para resistir. La conciencia manas representa una muy profunda e inconsciente percepción de sí mismo.
Así, con la conciencia manas comenzamos a entrar en el plano que se halla por debajo del conocimiento consciente. Sin embargo, las funciones de la conciencia manas no son totalmente subconscientes. Sus funciones de pensamiento, al igual que aquellas de la sexta conciencia, operan en la superficie conciente de la mente. En palabras, es apropiado considerar a la conciencia manas como un plano de transición que abarca tanto a la dimensión consciente como a la subconsciente.
La clarificación del plano subconsciente en los seres humanos ha avanzado en cierta medida en Occidente a través de las incursiones en la psicología profunda. Freud, por ejemplo, adelantó el concepto del inconsciente individual y demostró que las energías reprimidas de la líbido y la agresión, originan la histeria y otras neurosis. Por otra parte, por ejemplo, en trabajos como el Jojuishiki Ron, el Budismo define los impulsos agresivos o sexuales u otras energías instintivas que por medio de la conciencia manas como "deseos mundanos" (bonno) tales como la avaricia, la ira y la estupidez. En este sentido, podemos decir que lo que la psicología profunda clarifica como inconsciente individual corresponde simplemente al plano se la conciencia manas.

DEPOSITO DEL KARMA : LA CONCIENCIA ALAYA


Así, la conciencia manas combina tanto aquellas funciones del pensamiento que han quebrado los límites de reacción ante los asuntos inmediatos, como una fuerte percepción subconsciente del propio yo. En términos de los Diez Estados, corresponde al estado de vida de los dos vehículos. Como hemos visto, la definición de esta ‑conciencia resuelve el problema de dónde debemos buscar el sujeto continuo que ‑‑piensa, percibe, etc. Sin embargo no nos suministra una solución para el problema de cómo es transmitido el karma y cómo continúa operando desde el pasado hasta el presente y el futuro. Para responder a esta pregunta, la escuela Solo‑la‑Conciencia propuso la presencia ‑por debajo de la conciencia manas‑ de un estrato de la mente aún más profundo llamado octava conciencia o alaya.
La palabra alaya significa generalmente "morada" o "receptáculo". Tal como lo sugiere este nombre, todas nuestras acciones (karma) desde el infinito pasado esta almacenadas,; como influencias potenciales llamadas "semillas", en este plano subconsciente. Es por ello que a la conciencia alaya también se la llama a veces, "conciencia almacén" o "depósito de semillas". Este concepto de "semillas" comparado con las semillas de una planta que germinan para producir ramas y hojas se origino con la escuela de Solo‑la‑Conciencia y representa el poder latente de nuestras acciones para producir posteriores influencias.
Por ejemplo, se ha observado que alguien que tuvo entrenamiento deportivo durante cierto período, aun cuando deja de entrenar por un tiempo, puede recuperar rápidamente su anterior habilidad si retoma su entrenamiento o, por lo menos, lo hace mucho mas rápidamente que otro que nunca había entrenado antes. En este caso podemos decir que la acción de entrenar en deportes (karma) La impreso su influencia como "semillas" en la vida de aquel individuo. Sea buena o mala, la influencia de todas nuestras experiencias y acciones se acumulan como "semillas" en la conciencia, alaya y esas semillas, a su vez, influyen en posteriores acciones. Puesto que esas semillas kármicas no están gobernadas por el mundo exterior sino que persisten sin interrupción, no es necesario decir que yacen en un nivel de vida extremadamente profundo. Sin embargo, una influencia recíproca incesante tiene lugar entre esas semillas en el profundo estrato llamado conciencia alaya y los niveles superficie, les en los que se evidencia la acción.
Este plano alaya, un verdadero remolino de karmas diversos, tanto buenos como malos, no puede ser nunca transformado por el poder del pensamiento perteneciente a aquellos de los dos vehículos. El Konkomyo Gengi afirma: "La octava conciencia contiene todas las impresiones sin excepción y se combina con la ilusión y la ignorancia. Esta es la conciencia de los bodhisattvas". Como lo indica este pasaje entre los Diez Estados, el que corresponde a la conciencia alaya es el estado de vida del bodhisattva que combate el mal a través de su práctica por el bien de los demás.
En otras palabras, Bodhisattva es el estado en el cual despertamos el poder de la misericordia y, formando el buen karma de la acción altruista, luchamos para someter el mal karma que ha sido impreso en el plano interior de la vida, trabajando así hacia la auto‑reforma. Solo el estado de Bodhisattva, en el cual atravesamos miro del egoísmo y dedicamos nuestra vida en bien de los demás, puede afectar


LA CONCIENCIA ALAYA Y EL KARMA COMPARTIDO


La conciencia alaya, donde está almacenado el karma, tiene un aspecto que trasciende la vida individual y está vinculado a la vida de los demás. El karma no solo está formado por los actos individuales sino también por los actos realizados en cooperación o asociación con los demás. En Budismo, el karma que es experimentado por un número de individuos, se llama karma compartido o general.
Por ejemplo, el noveno volumen del Jujubibasha Ron de Nagarjuna afirma: "Los seres sensibles bao nacido en virtud del karma individual; los seres insensibles, en‑ del karma compartido". Las vidas individuales vienen a la existencia en virtud de sus acciones individuales, mientras que las formas insensibles de vida (como las montañas, los ríos, la tierra, etc.) son el producto del karma compartido o grupal.
La "vida insensible" indica aquí, en términos generales, el medio ambiente insensible que incluye no solo el mundo de la naturaleza sino también la cultura de la sociedad humana. Podemos decir que la clase de país o de cultura que tiene un pueblo es atribuible a su karma compartido.
De acuerdo con esto, la conciencia alaya no solo contiene el karma individual sino también el karma común a nuestra familia, nuestra raza y aun a toda la humanidad. El plano de la conciencia alaya que se halla así ampliamente ligado a los demás, puede ser considerado en este sentido como conteniendo el inconsciente colectivo postulado por Carl Jung y otros conceptos similares de la psicología profunda.
La naturaleza de la conciencia alaya no se puede definir únicamente como buena o mala. Ella es, por decirlo así, como la proverbial hoja de papel en blanco: los efectos potenciales de todas nuestras acciones, buenas o malas, están depositados tal como son, como semillas karmicas Abarcando "los dos aspectos de pureza e impureza" la conciencia alaya es un plano donde los poderes del bien y del mal compiten furiosamente.
Así pues, cuando consideramos el asunto en profundidad, a menos que, tanto el bien como el mal en el plano de la conciencia alaya, sean presentados en una dimensión más profunda, estaremos incesantemente trabados en el combate. Hasta el bodhisattva que aspira a vencer el mal karma a través de la conducta altruista, acabará al fin trabado en el combate con el mal que no se puede erradicar, sin virtual esperanza de alcanzar el absoluto estado de Budeidad.
En consecuencia, en última instancia, la escuela de Solo‑la‑Conciencia, que postula a la conciencia alaya como base fundamental de la vida, no abre el camino hacia la Budeidad. En esto se apoya el razonamiento para considerar a la novena con ciencia amala, como la realidad original del universo y la base para alcanzar la Budeidad.
La palabra amala significa sin mancha, puro o impoluto. Por esta razón, la novena conciencia es también mencionada, a veces, como la "conciencia pura fundamental" o la "conciencia impoluta". T'ien‑t'ai afirma: "La novena es la conciencia del Buda". (Konkomyo Gengi). Como lo indica esta afirmación, la conciencia amala es en si misma la vida del Buda, el más grande Yo que es eterno e inmutable. Solo en base a este máximo Yo, que es puro e impoluto, podemos poner fin a la incesante lucha del bien y del mal representada por la conciencia alaya; y entonces las otras conciencias también brillarán con un fulgor no afectado por el karma.

EL GOHONZON: ENTIDAD DE LA NOVENA CONCIENCIA

T'ien‑t'ai intentó alcanzar esta novena conciencia con su práctica de "medita‑ sobre el momento de la vida y la Ley" (Kannen kampo). Sin embargo, esta práctica era extremadamente difícil y solo un puñado de personas eran capaces de llevarla a cabo. En los últimos Días de la Ley, cuando el Budismo de Shakyamuni se ha perdido y oscurecido, el método de T'ien‑t'ai se torna inapropiado. Para el bien de esta época, Nichiren Daishonin declaró que la novena conciencia señalada por T'ien‑t'ai como realidad fundamental del universo, es Nam‑myoho‑renge‑kyo. También manifestó esta vida cósmica original, en fonda concreta, en el Gohonzon, abriendo el gran camino hacia la Budeidad a través del chal todas las personas pueden manifestar el gran Yo latente en su interior.
En un Gosho titulado "El verdadero aspecto del Gohonzon" el Daishonin afirma:
"Nunca busque este Gohonzon fuera de usted mismo El Gohonzon existe solo dentro de la carne mortal de nosotros, personas comunes que abrazamos el Sutra del Loto e invocamos Nam‑myoho‑rengo‑kyo. El cuerpo es el palacio de la novena conciencia, la realidad inmutable que gobierna sobre todas las funciones de la vida".
En otras palabras, la noble vida de la novena conciencia, la realidad última, existe absolutamente dentro de nosotros, que creemos en la Ley Mística y nos dedicamos a invocar Nam‑myoho‑rengo‑kyo. Más aún, el Gohonzon de Nam‑myoho‑renge‑kyo inscripto por el Daishonin es en sí mismo la corporificación concreta de la realidad fundamental de la novena conciencia, tal como lo indica claramente este pasaje.
Abrazando el Gohonzon y creyendo en él como la corporificación de la novena con ciencia, la invariable realidad que reina sobre todas las funciones de la vida, e invocando daimoku, podemos manifestar la noble vida de la novena conciencia desde nuestro interior y, en esta forma, usar libremente las funciones de las primeras ocho conciencias para lograr nuestra iluminación.
No obstante, va de suyo que aún la práctica budista, a nivel de la acción concreta, debe expandirse dentro de la realidad del mundo cotidiano. Aún la vida e iluminación del Buda, debe tener alguna conexión con el mundo fenoménico, de lo contrario, sería una abstracción idealista y fantasiosa. El estado de Budeidad del ‑que habla el Buda, es inseparable del mundo común y, al mismo tiempo, produce la iluminación del mundo común.
En el Gosho llamado ",Infierno y Budeidad Nichiren Daishonin afirma: "Base su mente en la novena conciencia y su práctica en las seis conciencias". Podemos leer este pasaje como enseñanza de que la práctica para manifestar la Budeidad se apoya en lograr asir las realidades de la vida cotidiana sobre la base de la Ley Mística 0 sea, no habitamos pacíficamente en una "iluminación" divorciada del mundo real. Por el contrario, a través de la incesante comunicación entre la base fundamental de la vida y el mundo cotidiano, se torna posible establecer una identidad propia inconmovible. Llevando en la mente este principio de la práctica budista y enfrentando la realidad con la base del gongyo y el daimoku diarios, podemos concretar una revolución fundamental de nuestro estado de vida.

Apreciando la propia vida

Conferencia del Departamento de Arte y Cultura de la SGI-USA en el FNCC (Florida Nature and Culture Center) –
Reunión Internacional de Distritos del 2/11/00. Sr. Sonoda.

Aprender es difícil porque nuestra sociedad nos enseña acerca de lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto. Estamos programados para creer en lo bueno y lo malo. Si poseemos las cosas que deseamos, somos felices. Si no poseemos lo que deseamos, culpamos a nuestras vidas.


En el gosho (carta) “Las 14 calumnias contra la Ley” (Nam myoho rengue kyo) el Daishonin nos ha enseñado que hay 14 cosas que nos limitan a ser felices. Dos de ellas son: 1) Una percepción equivocada de nuestras vidas (no sabemos quienes somos) y 2) Tenemos mucho apego a las cosas materiales. Aceptamos nuestras identidades equivocadas tan profundamente, que se convierten en nuestra realidad.

La apreciación no se refiere a cosas fuera de nosotros mismos. Aprecie su vida ante todo. Cuando fracase, apréciese. Si después de varios intentos, fracasa y vuelve a intentar, apréciese. Apréciese cuando se sienta avergonzado/a de usted mismo/a. Nuestro problema fundamental es que no somos felices.
Bueno, de qué manera cambiamos esto? Aprecie quien es usted. Usted es un Buda. Es la mejor cosa que ha aparecido en todo este planeta. Usted es la cosa más grande en el universo entero. Si usted cree que no hay cosa que no pueda hacer con su vida, entonces, no habrá nada que no pueda hacer. Creer que usted puede hacer cualquier cosa es como armonizar su vida.

Cuando éramos niños, nadie nos enseñó a caminar. Nuestra naturaleza era verdadera y aprendimos por sí solos. Pero a medida que fuimos creciendo, las personas, los padres, maestros, etc., nos quisieron controlar.
Sea como un árbol. Un árbol se mantiene no importa si usted lo golpea o lo insulta. Está en armonía consigo mismo. No le importa lo que usted haga. Ël es sólo un árbol. Pero esto no es lo mismo con los seres humanos. Nosotros no vivimos en armonía con nuestra naturaleza y somos desviamos por las opiniones y los pensamientos fuera de nosotros.

Entonar Nam Myoho Rengue Kyo es ponerse en armonía consigo mismo. Pero viene de la apreciación de su propia vida. Cuando su vida se está derrumbando, trate de entonar daimoku (nam myoho rengue kyo) en ese momento para apreciar su vida. Si usted está en armonía, todo cambiará. Nuestras vidas tienen un increíble poder y sabiduría, pero no confiamos en nosotros mismos para dejar que esto sea así. Siempre buscamos fuera de nosotros una validación que nunca lograremos. Si nos valoramos, podremos ser capaces de influenciar nuestro alrededor.

Haga un reto durante un mes: no importa en que situación está mi vida, entonaré daimoku con la determinación de que yo cambiaré esta situación dentro de un mes. Tomaré la responsabilidad para que esto suceda. Y en ese mes crearé el mayor beneficio para mi vida.
El Daishonin ha dicho que la Torre del Tesoro del Sutra del Loto es el Gohonzon, y que cada uno de nosotros que entonamos Nam Myoho rengue Kyo somos muchos Budas Atesorados. Si usted cree que es uno de los muchos Budas Atesorados, entonces el lugar donde usted está es el lugar del Buda y el sueño que usted tiene es el sueño del Buda. Y si acaso usted descuidase su vida, no podrá cambiar las cosas.

Nuevamente, el reto: Para cambiar su vida en un mes.
1) Perciba la verdad de su vida.
2) Tome responsabilidad para crear el beneficio más grande que nunca haya tenido en su vida.
Todo empieza y termina con usted. Kyochi Myoho = inseparabilidad de la persona y la Ley (Nam Myoho Rengue Kyo). Cuando usted entona daimoku, usted y la ley se fusionan en uno solo. Nam Myoho Rengue Kyo abarca todo el universo. No entone daimoku para vencer un problema. Entone Nam Myoho Rengue Kyo para la armonía de su propia vida. Entone daimoku para percibir su propia verdad.
¿Qué significa apreciar a otra persona? Significa que usted no hace juicios sobre ellos. No importa cuáles sean sus condiciones, usted hará cualquier cosa por la felicidad de esa persona. No utilice la ira como una forma de hacer juicios. Está bien enfadarse, pero no juzgue la vida de otra persona sólo porque usted se sienta furioso con esa persona. Ser un Buda no significa que usted sea perfecto. Significa que usted siempre ha de convertir lo negativo en beneficio.

Esta es la historia del Bodhissatva Fukyo. Era un seguidor de Shakyamuni. Originalmente era un hombre rico, pero era muy infelíz. Cuando se convirtió al Budismo, decidió que él demostraría apreciación a todas las personas que encontrara a su paso de modo que a cada una de las que veía hacía un acto de reverencia. Las personas no podían entender ese comportamiento de un extraño. De modo que comenzaron a insultarlo, él continuaba haciéndoles reverencias. Luego comenzaron a arrojarle piedras por doquiera que iba. Aún esquivando las piedras, continuaba haciéndoles reverencias. Generalmente pensamos en la apreciación como algo que está afuera de nosotros. Nosotros apreciamos nuestras posesiones o lo que alguien hace a nuestro favor. Pero en Budismo, la apreciación es para la propia vida. Luchamos para apreciar la esencia de nuestra vida, no importa por la situación que estemos pasando en el momento.

Estamos programados desde muy temprana edad por nuestras familias, maestros, la televisión, etc., para creer que somos un cierto tipo de personas. Pero el Budismo dice que tenemos una percepción incorrecta de nuestras vidas. Nichiren Daishonin dijo: Aquel que percibe la grandeza de su vida es un Buda. El que no, es un tonto. Entone daimoku para percibir que usted es un Buda tal como es. Nam myoho rengue Kyo ofrece la oportunidad de percibir quien es usted verdaderamente. Cuando usted percibe quien es, logrará en forma natural impactar su ambiente. La programación hace difícil apreciar nuestras vidas. Pensamos que la apreciación siempre tiene que estar conectada a lo material. El Budismo es tomar conciencia (despertar) de la grandeza de su propia vida. No es fácil tener aprecio de su vida, porque su propia vida no desea apreciarse a sí misma. Sólo trate de entonar daimoku por quince minutos exclusivamente enfocando sobre la apreciación de su vida. Su mente se distraerá y pensará en cualquier cosa menos en apreciación. Luche para mantenerse enfocado en la apreciación. Tal y como es usted.

En nuestras mentes juzgamos nuestras vidas. Vemos parte de nosotros como bueno y parte como malo. Creemos que tenemos que forzar todo hacia el lado positivo para ser felices. Pero usted no puede hacer eso. Usted sólo es quien es. No existe aquello de un buen Buda y un mal Buda. Sólo es un Buda. Tal cual usted es. Todos somos sólo Budas. Algunas veces hacemos cosas terribles. El bien y el mal existen porque somos seres humanos. Lo único que prueba nuestra estupidez es que somos humanos. Y no hay nada de malo en eso. Ser un Buda significa que tenemos lo negativo y lo convertimos en beneficio. Cuando tomamos una circunstancia negativa y la utilizamos para validar una creencia negativa acerca de nosotros, estamos en la miseria. Por el hecho que no obtiene aquello que siempre ha deseado no es prueba de que usted es una persona terrible que no se lo merece.

Es una oportunidad para probar lo maravilloso que usted es como ser humano. Todos somos disfuncionales de una forma u otra, y creemos que esta es la causa de todos nuestros sufrimientos. Eso es una tontería. Aceptamos tanto esta aseveración para tener una razón para fracasar. Luego la negatividad sólo se profundiza y se hace perpetua. La condición de Buda también existe dentro de nuestra disfunción. Si nosotros manifestamos nuestra condición de Buda y apreciamos nuestras vidas, luego nuestra disfunción se convertirá en nuestro gran beneficio. Nam myoho rengue Kyo puede cambiar todo. Todo lo referente a nuestro carácter es increíblemente maravilloso. Creemos que tenemos que arreglar lo que creemos que está roto, pero en realidad nada está roto.

Necesitamos encontrar lo maravilloso y poderoso que es nuestra vida. Y eso lo puede hacer en una noche si verdaderamente se aprecia. La apreciación tiene tres cualidades:
1. No importa lo que suceda, usted no debe traicionar sus sueños, metas ni a usted.
2. No importa lo que suceda, no haga ningún juicio acerca de usted.
3. No importa cuales sean las circunstancias en su vida, usted debe cambiarlas. Es inaceptable estar en un lugar donde se sienta deprimido.

Esta debe ser nuestra actitud fundamental. Si está rabioso conviértalo en la función del Buda. Cualquier cualidad es fundamental en su vida, entone daimoku para apreciar (la cualidad) y ésta se convertirá en un poder increíble.

RELACIONES EXITOSAS

SGI-USA
Cuarta Conferencia Internacional Latinoamericana Castellano/Portugues
FNCC Marzo, 2002

“A medida que mi amor por la humanidad en general crece, es menor mi amor por la gente en particular, me refiero a, en forma separada como individuos”.
- Fyodor Dostoevsky, Los Hermanos karamazov

“Asi entonces, defino el amor: la voluntad de extenderse uno mismo con el proposito de nutrir el crecimiento espiritual propio o el de otra persona”
- M. Scott Peck, La ruta menos transitada

Amar a la gente o atesorar a la humanidad en forma abstracta es un asunto relativamente facil. Sentir misericordia hacia personas reales, amar a un solo ser humano, es considerablemente mucho mas dificil. La mayoria de nosotros ha escuchado historias de individuos que apoyan valiosas causas socials, algunas veces proveyendo los fondos para organizaciones filantropicas e incluso grupos de activistas socials, pero cuyas vidas privadas estan caracterizadas por la insensibilidad, y a veces, por la crueldad hacia aquellos que se encuentran cerca de ellos. En contraste, las ensenanzas budistas no son simple idealismo, la misericordia hacia la humanidad es algo por lo que nos esforzamos en cultivar todos los dias.

Hemos dicho que la naturaleza de Buda reside dentro de la vida de cada individuo y que nuestra felicidad se basa en construir un solido yo interior. Aun cuando el Budismo es una poderosa herramienta para construir nuestra fuerza interior, esta no es una actividad solitaria. En su lugar, las ensenanzas budistas muestran que la interaccion misericordiosa con otros es la manera mas satisfactoria de vivir en la sociedad y es, en efecto, virtualmente un requisito previo para el logro de la iluminacion.

Una persona sabia trata de fortalecer y extraer lo mejor que hay en otros. El humanismo del Sutra de Loto, la ensenanza central para la era moderna, en resumen se reduce a atesorar al individuo. Una persona en estado de Budeidad respeta la individualidad de otros y desea que ellos manifiesten sus cualidades peculiars. El objetivo budista de la iluminacion universal se inicia con el atesoramiento de uno mismo, y luego de aquellos a nuestro alrededor, finalmente extiendose para abarcar a toda la gente.

Como cultivar esta actitud y desarrolar relaciones plenas es el objetivo de este taller.

Una cosa es cierta, todos tenemos relaciones. Aun aquellos que viven una vida monastica, interactuan con otros monjes. Las relaciones de indole diversa son partes inevitables de la vida humana, mas aun para quienes viven las realidades cotidianas de la familia, parejas y trabajo. Adicionalmente, el deseo de compania esta profundamente arraigado. En la busqueda de la felicidad personal, los seres humanos son movidos hacia la busqueda de relaciones plenas y duraderas, especialmente las relaciones intimas.

El tener relaciones satisfactorias y duraderas contribuye grandemente a nuestra felicidad. Muy frecuentemente, desafortunadamente, aquellas relaciones, ya sean con la familia, amigos o companeros de trabajo, pueden ser mas una fuente de sufrimiento y dolor, que de jubilo y enriquecimiento. O relaciones que en algun momento fueron buenas no dura. Dado que muchas personas sinceras y bien intencionadas emplean energia y grandes esfuerzos en el cultivo y la busqueda de relaciones, por que tantas de ellas fracasan en sus esfuerzos?

Ellas se desmoronan porque carecemos de la sabiduria para hacerlas funcionar. Generalmente, iniciamos estas relaciones por causas que no conducen a que sean duraderas.

Todo depende de usted

El que una relacion sea positiva o negativa para usted, es algo que lo determina usted mismo, sus propias creencias y actitudes. Esta idea puede parecer inaceptable al principio. Sin embargo, el desarrollo de relaciones exitosas comienza con la aceptacion de la responsabilidad total por su vida y su papel en dichas relaciones.

“Es dificil remontar los cielos como un aguila”, dice una calcomania, “cuando se esta rodeado de pavos”.

El Budismo ensena que nuestro entorno refleja nuestra condicion de vida. El budismo postula que si usted esta rodeado de pavos, es altamente probable que en vez de un aguila, usted se vea a si mismo como un pavo en una granja. El problema no es, sin embargo, que sus companeros pavos no le dejan remontarse a las Alturas. Mas bien, se trata de que usted debe transormase a si mismo en el aguila que desea ser.

Como cada uno de nosotros, en lo profundo de la vida, es un Buda, no hay nada malo en nosotros. No somos impuros o imperfectos. Es nuestra mente no iluminada la imperfecta. Esto no es lo mismo que decir que la victima es culpable. Indiscutiblemente, que hay personas que se comportan mal ocasionando a otros, quizas a usted, sufrimiento. No somos, sin embargo, responsables por la conducta de otros, unicamente por la nuestra. Cuando usted comprenda esto, comprendera que este concepto entrana una liberacion: En vista de que tenemos el control de las elecciones que hacemos en nuestras vidas, tenemos el poder de tomar accion respecto de aquellas relaciones no satisfactorias.

Nichiren Daishonin ensena que el sufrimiento proviene de buscar fuera las causas o la solucion a los problemas. El hecho de que es usted quien esta sufriendo significa que es su problema solucionar el mismo, no de nadie mas. Si usted espera que otros cambien, probablemente tenga que esperar un largo tiempo. A pesar de ello, las personas hacen grandes esfuerzos para modificar el comportamiento de otros, en un esfuerzo por hacer funcionar las relaciones en que se encuentran. En ultima instancia, esto es tan futil como intentar limpiar el espejo, en vez de limpiarnos la cara. El espejo simplemente continuara reflejando la imagen.

Mediante la practica budista comenzamos a vernos en forma mas precisa, probablemente por primera vez en nuestras vidas, con todas nuestras debilidades y fortalezas. Dia tras dia, comenzamos a profundizar el descubrimiento (aun cuando sea repentino, increibles chispazos de auto-realizacion son comunes) de que las relaciones que hemos formado son un reflejo de nuestra condicion de vida. Entonces, podremos iniciar el constante y a largo plazo proceso de desarrollar nuestra sabiduria y capacidad como seres humanos.

La clave para transformar nuestras relaciones yace en el proceso de transformarnos a nosotros mismos. Ya que la unica persona cuyo comportamiento controlamos es uno mismo, use este poder al maximo. Trabaje de dentro hacia afuera.

El budismo ensena que las concepciones erradas acerca de uno mismo y de los demas, las cuales conducen al sufrimiento, se originan de los “tres venenos”: avaricia, ira y estupidez. Especialmente, la ira, el veneno compuesto de iguales medidas de arrogancia y ego, es el que destruye las relaciones. El veneno de la ira conduce inevitablemente a la lucha y el conflicto entre las personas, ya sean individuos, grupos o naciones. La guerra tiene sus raices en el veneno de ira.

El budismo denomina a este aspecto de nuestro yo envenenado, arrogante y egocentrico, el yo inferior. El prososito ultimo de la practica budista es manifestar un yo superior o yo verdadero. Entender el proposito de las relaciones y la purificacion de nuestras vidas son procesos que van de la mano.

La relacion perfecta: Dos personas de pie, la una junto a la otra

Un maestro budista expuso en una ocasion que hay tres etapas en el desarrollo del caracter de los seres humanos: dependiente, independiente y contributivas. Desafortunadamente, la gran mayoria de las personas no tienen consciencia de la tercera, la contributiva (o interdependiente). Para ellos, solo hay dos opciones, independiente o dependiente.

La independencia, el yo que se yergue por si solo, puede ser una condicion feliz, ya que ella nos encontramos en control de las circunstancias, una condicion necesaria para la felicidad. El yo fortalecido y confiado, sin embargo, puede muy facilmente tomarse arrogante y aislarse. Pero la arrogancia y la compania de otros no son compatibles. Es muy probable que una persona arrogante no sea capaz de mantener relaciones plenas. Por el contrario, estas relaciones, muy a menudo, terminan en conflicto y lucha.

La alternativa para la mayoria son las relaciones de dependencia (o codependencia). Las personas brindan amor y respeto, pero no libremente; lazos y ataduras estan implicitos en ellos. Es un enfoque o una formula del tipo; hagamos un trato, “yo te amare en tanto tu me brindes lo que yo necesito”.

La vida en este tipo de relaciones se convierte en una montana rusa, escalando las alturas y luego descendiendo a grandes profundidades. Esto se debe a que su felicidad depende del comportamiento del otro ---- de la validacion que el o ella haga de si usted merece o no ser amado o amada.

La felicidad en cualquier situacion no puede alcanzarse sin un cierto sentido de control. Depender de la validacion que otro haga de si somos dignos de ser amados, le da a la otra persona el control sobre nuestras emociones, y nuestra auto estima. Hemos cedido el poder de nuestras vidas.

Encontrar la relacion perfecta es como cultivar un jardin

En este momento, usted podria decir: “Mi problema no es como arreglar una relacion en problema; mi problema es que no tengo una relacion. Si tuviese una podria trabajar en ella”. Esta es una queja muy comun. Lo cierto es que todos tenemos multiples relaciones, y no sabemos como ellas se desarrollaran. Hay muchas historias de personas que descubren que una amistad cercana inesperadamente se convierte en un romance o una relacion de trabajo se desarrolla en algo mas profundo. Nunca se puede estar seguro de donde, como o cuando la “relacion de su vida” va a florecer.

Lograr relaciones exitosas no es, como seria segun el estilo de la cultura pop, comprar ropa, examinar los diferentes atuendos posibles (en este caso posibles companeros) hasta tanto encontremos el adecuado, devolviendo aquellos que no nos quedan bien o descartandolos cuando pasan de moda. Por el contrario, se asemeja mas a mudarse a una casa con un jardin que ha sido abandonado por largo tiempo. Con esmero, cuidamos de las plantas que alli encontramos y con las cuales no estamos familiarizados, mientras esperamos pacientemente que frutos y flores surgiran a su debido tiempo. No teniendo la certeza de cuando floreceran, las fertilizamos y disfrutamos el proceso mediante el cual cada una florecera en su propia y hermosa forma. El objetivo es convertirse un jardinero maestro de las relaciones humanas.

Al igual que con la jardineria, pueden obtenerse grandes satisfacciones en este proceso. Esperar que las relaciones produzcan frutos de forma inmediata es una posicion no realista y en la practica contraproducentes al logro del establecimiento de lazos de largo plazo. Las relaciones son como semillas, alimentelas y disfrute el placer de verlas crecer, florecer y dar fruto. Muy a menudo descartamos relaciones en ciernes antes de siquiera ver sus posibilidades. Esto no quiere decir, que no debamos continuamente hacer crecer el jardin. Siempre Habra nuevas y maravillosas relaciones, una fuente inagotable que podemos desarrolar. Sin embargo, en vez de continuamente buscar la relacion “correcta”, es mucho mas importante cultivar las ya existentes. En algun lugar en el jardin de su vida, cosas increibles esperan florecer.

A menudo, iniciamos relaciones romanticas porque estamos enamorados de la otra persona, en tanto que, es importante ver todas nuestras relaciones como tierra fertil para el crecimiento, desarrollo, madurez y fortalecimiento de nuesto propio caracter. La realizacion indivual de nuestro ser que logramos a traves de una buena relacion nos hace felices, no la relacion per se. Este tipo de crecimiento y desarrollo emocional se denomina revolucion humana, y mediante la cual el Budismo promueve una transformacion interior. El ideograma chino para este concepto se representa como la transformacion entre las personas teniendo lugar en el espacio. La transformacion es el resultado de la interaccion con otros con el proposito de promover el crecimiento mutuo. Nuestro crecimiento es un proceso interdependiente.

La enganosa illusion de mirar fuera de nosotros

El mundo de infierno en las relaciones resulta como consecuencia de tratar de cambiar la conducta de otra persona, en vez de la suya. Cuando ejercitamos auto control, buscando lograr la propia felicidad, desarrollamos la capacidad de mover los corazones de los demas. Es unicamente cuando dejamos de tratar de controlar a los demas que logramos la capacidad para influenciarles. Alguna vez se ha encontrado en la situacion siguiente con personas cuya conducta le perturba o causa frustracion, en la que llega a exclamar: “Tu me haces enojar --- para de hacerlo”. “La connotacion de esta frase, “Tu me estas haciendo enojar” quiere decir que de alguna manera usted no tiene control sobre su ira. Ellos la tienen. Y dado que usted ha cedido el control y el poder, es la conducta de elllos la que debe cambiar para que su enojo cese. Por supuesto, como no tiene control sobre la conducta de terceros, en la medida que trate de cambiarla, su enojo aumentara.

No toda ira es mala. Existen, por supuesto, situaciones reales de injusticia donde la ira es apropiada. Aun en tales casos, sin embargo, la llave para influenciar el cambio es el auto control. El Budismo nos ensena que en respuesta a cualquier situacion, dependiendo de la eleccion que hagamos, nos vamos a encontrar en uno de los diez mundos: Infierno, Animalidad, Hambre, Ira, Tranquilidad, Extasis, Aprendizaje, Realizacion, Bodhisattva o Budeidad. El reconocer que hacemos una eleccion y asumimos la responsabilidad por la misma, nos coloca en control de la situacion, y por ende, de nuestro estado de vida.

La desilusion de las expectativas no realizadas

Tener expectativas es importante. Las investigaciones indican que el desarrollo de los ninos se dan en la medida de las expectativas de los adultos que les rodean. Estas expectativas tambien pueden destruir las buenas relaciones. Todos esperabamos cosas de las personas a nuestro alrededor. Esperamos que sean Buenos esposos, esposas, ninos, amigos, jefes, etc. Generalmente estas expectativas son demasiado elevadas, y algunas veces mayores que lo que esperamos de nosotros mismos. Imaginemos que la pasion inicial se ha desvanecido, la luna de miel se ha acabado. Ahora la novia y el novio se dan cuenta que su respectiva pareja no es tan perfecta. Digamos que solamente consiguieron reunir el 80% de lo esperado; y se dan cuenta que la pareja posee fallas e imperfecciones al igual que cualquiera de nosotros. Sin embargo, debido a que existe el interes comun de la felicidad compartida, esperan que ambas partes brinden lo mejor de cada quien, a fin lograr que la relacion mejore. Cada uno espera que el otro cierra la brecha y se convierta en el companero ideal.

Motivados por su amor, comienzan a decirse de la forma mas carinosa possible, aquellas cosas que constituyen en el 20% que le falta al otro. Cada quien cree que el amor que existe entre ellos motivara al otro a esforzarse por llenar el vacion. Debido a que son motivados por el amor, y con las mejores intenciones, se sienten sorprendidos de que una vez transcurrido el periodo inicial, en el cual se ven cambios positivos, las cosas comienzan a emperoar. Por que? Donde se fue el amor?

Parece familiar esta situacion? Conoce alguna pareja que comenzo muy enamorada, pero que no muchos anos despues terminaron en divorcio? Como suceden estas cosas? En tanto que cada situacion es unica, existe una sutil y enganosa situacion que constituye un reto para todos nosotros con personas allegadas como es el caso de hijos, familiares, amigos. El problema es que, aun cuando estamos motivados por las mejores intenciones, la otra persona escucha de parte nuestra una retafila de criticas y desilusiones. Esto no es alentador, y a pesar del amor en nuestros corazones, la otra persona no responde y en algunos casos se torna rebelde. El problema en este caso es que, a pesar de que nuestro corazon esta en lo correcto, carecemos de sabiduria. Motivados por el amor, pero carentes de sabiduria, la respuesta que recibimos a nuestros esfuerzos es lo contrario de lo que esperabamos. Una vez que esta espiral descendente comienza, desafortunadamente, es dificil de revertir.

La gente no responde a las criticas constantes y a la negatividad. Quiere decir esto que debemos conformarnos con menos? No, ello significa, nuevamente, que estamos tratando de cambiar la persona equivocada. Si deseamos que la gente se esfuerce mas, debemos alabar y valorar lo que ya estan haciendo por nosotros. En otras palabras, es el ochenta por ciento que esta dando en lo que tenemos que concentrar nuestra atencion, no en el veinte por ciento que falta! Las personas les agrada ser alabadas y valoradas y haran grandes esfuerzos para obtenerlo. Hacer de estos dos aspectos la base de todas sus relaciones puede tener una influencia poderosa y alentadora. Para el jardinero de las relaciones humanas, ellas representan la luz del sol y el agua. La gente se esforzara y luchara cuando se les alaba y valora.

La critica y la desilusion crean un ambiente oscuro, un jardin donde las relaciones no pueden florecer. Es un engano grave pensar que los demas podran ser motivados por la critica. Nichiren Daishonin escribio: “Cuando somos alabado, no consideramos es riesgo personal, y cuando somos criticados, podemos descuidadamente causar nuestra ruina. Tal es la actitud de los mortals communes”.

Trabajo y Carrera professional

El trabajo y las relaciones que formamos alli son un importante escenario en la lucha por la iluminacion. En este sentido, los asuntos de la vida y el trabajo son el campo de prueba de nuestra practica. Que carrera uno elige tiene poco que ver con nuestra felicidad. No es lo que hacemos para ganarnos la vida, sino como lo hacemos y si nos sentimos utiles y encontramos significado en nuestro trabajo lo que hace la diferencia. Por lo tanto, en tanto que debemos entonar abundante daimoku para escoger una carrera que llene nuestras aspiraciones, angustiarse por la eleccion de una carrera es, en gran medida irrelevante en el establecimiento de una vida feliz.

Esto no quiere decir que hay numerosas personas infelices en los lugares de trabajo. Las hay. Pero no es al trabajo que debemos culpar; son las personas que traen consigo actitudes y creencias respecto del trabajo que no contribuyen al logro de una experiencia feliz y gratificante.

Tsunesaburo Makiguchi, el primer presidente de la Soka Gakkai en Japon, enseno que hay tres clases de valor: la belleza, el beneficio y la bondad. El trabajo perfecto tendria los tres. En el mundo laboral, el valor belleza significa encontrar un tabajo que usted le guste; el valor del beneficio es un trabajo que le produce un ingreso para sostener su vida diaria; el valor de la bondad significa un trabajo que le permite ayudar a otros y contribuir a la sociedad. El trabajo idel seria uno que usted disfruta, que le provee seguridad financiera, y donde usted puede contribuir a la sociedad. Suena maravilloso. Pero a menudo, esta no es la realidad. No muchos pueden encontrar el trabajo perfecto al principio. Algunos pueden tener un trabajo que les gusta, pero no provee alimentos a la mesa; o el trabajo paga bien pero la persona lo detesta. Esta es la forma que las cosas van a veces. Puede darse el caso de quienes descubren que no son aptos para la carrera a la que aspiraban y con la que sonaban.

El asunto mas importante para derivar satisfaccion en el trabajo es hacernos indispensables dondequiera que estemos. La forma de encontrar el mejor empleo es convertirse en el mejor empleado. Las buenas circunstancias no hace la gente buena; la gente buena crea una buena atmosfera en su entorno o lugar de trabajo. Aprendiendo a ser un individuo ejemplar en el trabajo, las oportunidades se le presentaran, abriendo la ruta para la siguiente etapa de su vida, durante la cual usted debe igualmente continuar haciendo lo mejor. Tales esfuerzos continuos garantizan que usted encontrara el trabajo que le guste, que le permita mantenerse y a la vez, contribuir a la sociedad. Luego cuando mira hacia atras, vera como todos sus esfuerzos se han convertido en valiosos activos en el campo ideal. Se dara cuenta que sus esfuerzos y tribulaciones no han sido en vano. En el negocio de bienes raices dicen que las tres cosas mas importantes son ubicacion, ubicacion, ubicacion. En encontrar la felicidad en el trabajo las tres cosas mas importantes son actitud, actitud, actitud. Al primer principio importante para tener exito en el trabajo, convertirse en indispensable, quisieramos agregar un Segundo; crear armonia en el trabajo.

Cuando se trabajo en una compania, la cual es como una sociedad o comunidad, es importante crear relaciones armoniosas con todos sus colegas, incluyendo sus superiores y aquellos que trabajan para usted, utilizando sabiduria y discrecion. Si usted se granjea la antipatia de sus companeros de trabajo por su conducta egoista y egotista, sera un perdedor en su trabajo y en la sociedad. Sabiduria, la cual incluye tacto, es vital para tener exito en el trabajo.



Las relaciones nos ayudan a desarrollarnos

Todas nuestras relaciones tienen una base comun --- nosotros mismos! La condicion interna de nuestras vidas afectara nuestras relaciones con los demas. Por tanto, lo que aprendemos en el transcurso de una relacion determinada se aplica a las demas. Al igual que lot res venenos, avaricia, ira y estupidez – se manifestaran en nuestras relaciones, de igaual manera tambien nuestras relaciones se beneficiaran con la pureza de nuestras vidas mediante la practica budista. Lo que entra en juego en un plano se hara aparente en los otros.

Aquellos individuos que se retan para forjar familias felices y armoniosas encontraran que los beneficios de sus esfuerzos simultaneamente apareceran como mejoras en sus trabajos. De forma similar, quienes aprender a superar el yo egoista en el trabajo recibiran recomprensas en casa.

La practica budista se trata de desarrollar en caracter. Las relaciones humanas contituyen el foro, el aula de clases, en las cuales se aprende como hacerlo.

SOBRE LA ORACIÓN

(Orientación del Vice Director de Soka Gakkai U.S.A., Greg Martin, Centro Cultural de Seattle, EE.UU., 9/6/1995)
Traducción de Eduardo Ciancaglini



Me gustaría hablarles acerca de dos pasajes de gosho acerca de la oración, que dicen: “...Nunca dejarán de ser respondidas las oraciones del devoto del Sutra del Loto” y “¿Cómo podrían sus oraciones dejar de ser contestadas?”.
Muchos de nosotros hemos experimentado que nuestras oraciones no recibieran respuesta. Desearía referirme acerca de la naturaleza de la oración según el Budismo y de cómo podemos engrandecer el poder y el beneficio que recibimos de nuestra oración.
Nuestra práctica del Budismo jamás debe convertirse en una lucha de interminables eones hasta para los más pequeños cambios en nuestro karma. Muy por el contrario, el Budismo de Nichiren Daishonin está concebido para producir efectos drásticos en nuestra vida diaria y en nuestro karma y si esto no es lo que ocurre, tenemos que preguntarnos el porqué. ¿Acaso el Daishonin no nos promete que nuestras oraciones serán contestadas?
Todas nuestras oraciones son contestadas con absoluta seguridad, sólo que a veces la respuesta es NO. A veces, si estamos orando por algo que nos es perjudicial, la respuesta es NO. Por esta razón es por la que quiero hablar de la naturaleza de la oración según el Budismo.
La oración según el Budismo es significativamente diferente de lo que es la oración con la cual la mayoría de nosotros estamos familiarizados desde nuestra infancia. Si no comprendemos la diferencia, tendremos la tendencia a continuar orando como si estuviéramos tratando de comunicarnos con algún poder externo a nosotros. Con esto, estaríamos tocando sólo los aspectos superficiales de un Buda, mientras que en nuestro interior permaneceríamos conectados a nuestra anterior forma de pensar.
La oración, según la tradición occidental, intenta la comunicación con un poder trascendental por encima y más allá de nosotros. Este poder, que no existe dentro de la vida de los seres humanos, ha de ser encontrado en algún otro lugar. De este modo, la oración se orienta hacia otro ser. Este enfoque religioso se basa en la premisa de que los seres humanos, en lo profundo de nuestras vidas, somos impuros, de que inherentemente no somos buenos. Las oraciones llegan así a estar llenas de sentimientos de culpa y de inadecuación.
Según el Budismo, la Fuente o Poder está dentro de nosotros. Una oración budista va dirigida hacia nuestro interior. Estamos recurriendo a la ayuda de nuestra propia naturaleza de Buda inherente. Según el Budismo, los seres humanos somos, por naturaleza, muy valiosos y buenos. Poseemos naturaleza de Buda. Las oraciones budistas están llenas de un sentido de responsabilidad y agradecimiento.
La oración tradicional en nuestra cultura occidental, tiende al pesimismo y la superficialidad. Por el contrario, el Budismo posee un enfoque de la vida humana que es esencialmente optimista y, por tanto, profundo. El gosho del que leíamos un párrafo anteriormente, dice: “Uno no desecha el oro por estar contenido en una bolsa inmunda. Uno no ignora los árboles de sándalo por el desagradable olor de los árboles de arándano que crecen a su alrededor, y uno no rehusa recoger las flores de loto porque el estanque del valle en el que crecen está sucio”.
En esto podemos ver el enfoque fundamentalmente optimista de la vida humana que posee el Budismo de Nichiren Daishonin. “Vamos a esforzarnos en recoger flores de loto en el empantanado estanque de nuestra vida”, tal debe ser nuestra oración. La invocación de daimoku al Gohonzon está orientada a abrir nuestros ojos para poder ver florecer los lotos. Para nosotros es extremadamente difícil percibir lo que hay en lo profundo de nuestras vidas; por ello, el Daishonin nos dejó una oración para que abramos los ojos y veamos revelados los tesoros que poseemos.
Si invocamos daimoku frente al Gohonzon en busca de algún poder externo que venga hacia nosotros y produzca un milagro, estamos buscando en el lugar equivocado. Nuestra naturaleza de Buda se encuentra en el profundo y oscuro almacén de nuestra vida. No es fácil de encontrar. Tenemos la tendencia a buscar nuestra naturaleza de Buda en las áreas de nuestra vida en las que podemos verla con facilidad. Dentro de nosotros no sólo se encuentra la causa de nuestros sufrimientos, sino también la solución a todos nuestros problemas. Si usted dirige sus oraciones hacia afuera, éstas no serán respondidas. Nada pasará.
El Budismo NO enseña que “los deseos mundanos conducen hacia los beneficios”; tampoco enseña que “beneficio es lo mismo que iluminación”. Lo que SÍ enseña es que los deseos mundanos nos conducen a la iluminación.
Todos sabemos que sufrimos adversidades en nuestras vidas. En el gosho “Felicidad en este mundo”, Nichiren Daishonin establece: “Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida. [...] Nadie puede escapar de los problemas, ni siquiera los sabios y venerables”. Hasta los sabios y los venerables sufren adversidades. El Budismo acepta el hecho de que ocurran adversidades y de que suframos. Nuestro sufrimiento hace brotar el deseo de erradicarlo. Todos deseamos eliminar el sufrimiento. Este deseo nos impulsa a tomar acción con la intención de eliminar el sufrimiento.
Sin embargo, debido a que carecemos de sabiduría y a causa de que existe la oscuridad en nuestra vida, realizamos una acción incorrecta a pesar de nuestra sinceridad: hacemos una causa negativa en vez de una positiva. Aunque estamos haciendo el máximo esfuerzo, estamos llenos de concepciones y percepciones erradas.
Imaginemos a los “Marineros de Seattle”, un equipo de beisbolistas muy entrenados y extremadamente capaces. Supongamos que son enviados al exterior a competir por la Copa Mundial de Fútbol. Se les informa que, si ganan, recibirán un millón de dólares al año por el resto de sus vidas. ¡Se sienten motivados! Pero nadie les enseña el reglamento de fútbol. Así, los Marineros salen a la cancha de fútbol con sus guantes y sus bates dispuestos a ganar la Copa Mundial. Juegan dando lo mejor de sí, pero sólo saben jugar según el reglamento del béisbol, porque no conocen el del fútbol: así intentan batear la pelota para dirigirla al arco y hacer un gol. Entonces son sancionados. A pesar de su sinceridad, manejan las reglas equivocadas: no pueden jugar porque no conocen las reglas.
La vida también es así. Por muy sincero, dedicado o trabajador que se sea, uno es infeliz si su vida está llena de concepciones erradas, ya que debido a ellas, se continuará realizando causas negativas a pesar de sí mismo y de esta manera se perpetuará el karma negativo, lo cual conducirá a más sufrimiento. Esto hará que el deseo de erradicar el sufrimiento aumente más aún. Es por eso que, a veces, parece que cuanto más intentamos arreglar las cosas, peores se vuelven.
El Buda Shakyamuni estableció que deberíamos eliminar los deseos para salir de los caminos del sufrimiento. Pero esto, aparte de ser imposible de llevar a cabo hoy en día, nos conduce a un callejón sin salida. Nichiren Daishonin dijo que podemos transformar los deseos mundanos ejerciendo la sabiduría. Cuando estamos sufriendo podemos invocar daimoku frente al Gohonzon y orar por sabiduría, para poder ver correctamente la causa u origen de nuestro sufrimiento y realizar la causa adecuada. La sabiduría nos permite romper esta cadena kármica. Desarrollamos sabiduría, lo que nos inspira a tomar la acción que nos libera de nuestro sufrimiento y, a la vez, nos lleva a profundizar la fe. Así transitamos, entonces, por un camino de la vida completamente diferente.
Según el Budismo, la intención de nuestra oración es transformar la ilusión en sabiduría. La sabiduría es el máximo beneficio de nuestra práctica budista. Nuestra sociedad tiende a promover la concepción de que el propósito de la vida es reunir tantos bienes materiales como nos sea posible. Sin embargo, el Budismo dice que no es éste el propósito de la vida. Una vez, vino a verme un miembro de la División Sonen y me dijo que necesitaba ayuda con su “karma financiero”, ya que no había logrado transformarlo en diez años de práctica. La primera pregunta que le hice fue: ¿Qué tipo de trabajo hace usted? Me dijo que no tenía trabajo y pregunté el porqué. Contestó que había renunciado a su trabajo seis meses atrás. Le pregunté por qué lo había dejado, a lo que me contestó que había tenido un desacuerdo con su jefe y que había sentido que tenía que renunciar. Le pregunté acerca del trabajo que había tenido antes, y me dijo que lo habían despedido porque se había disgustado con su jefe. ¡Esa persona, a lo largo de diez años de práctica, había tenido ocho trabajos distintos y los había perdido a todos! Le pregunté cómo era que esperaba tener una excelente situación financiera si ni siquiera tenía trabajo. No hay magia en el Budismo, no es lógico pensar que uno pueda lograr una gran fortuna económica si no la produce. Entonces él me planteó que su verdadera pregunta era: “¿Por qué tengo el karma de tener jefes autoritarios?”
La mayoría de nosotros creemos que las cosas malas que nos suceden son nuestro karma. Pensamos que nuestro karma existe fuera de nosotros, pero esto es incorrecto. No somos los únicos a los que nos pasan cosas negativas: a todo el mundo le pasan cosas malas. Entonces, ¿qué es el karma?
El karma es nuestra incapacidad de manejar las adversidades. No sabemos cómo manejarnos con los obstáculos cuando nos golpean y terminamos haciendo lo equivocado, creándonos así más sufrimientos. En todo caso, le señalé su tendencia a molestarse con sus jefes. Existía un patrón claro: era muy difícil para esta persona darse cuenta de que su problema era la ira. El Budismo dice que si usted tiene ira, posee el veneno de la arrogancia. Le dije que hasta que no fuera capaz de controlar su mente arrogante y su ira, no podría mantener un trabajo. En realidad era una persona muy talentosa en su trabajo, pero esto mismo lo llevó a creer que podía hacer lo que quería y a maltratar a los demás. Le dije que necesitaba encontrar la forma de no perder sus trabajos: tenía que transformar su karma. Le dije también que no permitiera que su ira lo derrotara y que orara sinceramente por tener la sabiduría de responder frente a las situaciones de un modo distinto a la ira. Hasta hoy, ha estado empleado por tres años y acaba de comprar una casa.
¿Qué beneficio sería mayor: otro trabajo que tal vez también podría perder o tener la sabiduría de percibir la causa raíz de su problema y nunca tener que repetirlo? La gente pagaría millones de dólares por tener sabiduría para comprender la verdadera naturaleza de sus sufrimientos.
El Budismo se refiere a la vida interior, a despertar la sabiduría acerca de nuestra verdadera naturaleza. Esa sabiduría es mil veces más valiosa que todos los pequeños beneficios que uno pueda acumular. Quedando atrapados en la búsqueda de posesiones materiales, algunos de nosotros podemos pensar “esto sería una maravillosa prueba real”. Yo no lo creo así. ¿Cuántas veces se nos ha ocurrido pensar al ver a un millonario: “¡Caramba! ¿Cuál será la religión que practica esta persona? A lo mejor me convierto a ella”?
La búsqueda de posesiones materiales no es algo negativo, pero éste no es el propósito de la vida. Lo que el ser humano anda buscando es el modo de transformarse a sí mismo: ésa es la naturaleza de la oración budista. Nichiren Daishonin NO dijo que los deseos se convierten en beneficios, sino que los deseos conducen al conocimiento de uno mismo.
Por supuesto que, al cambiar nosotros, nuestro medio ambiente refleja este cambio y experimentamos beneficios. Pero si lo único que buscamos es el beneficio sin pasar por el proceso interno, nada ocurrirá. El Gohonzon casi no tiene poder para transformar nuestro medio. El Gohonzon lo que sí tiene es el poder para transformarnos a nosotros. Cuando usamos el Gohonzon para transformarnos a nosotros mismos, recién entonces transformamos nuestro alrededor. Hay una gran diferencia. Deberíamos determinar frente al Gohonzon el resolver nuestro problema o sobrepasar nuestro sufrimiento. Cuando usted ore al Gohonzon con este enfoque, se sorprenderá al ver lo que percibe de sí mismo y lo que necesita cambiar en su vida. De lo que trata el Budismo es acerca de la reforma interior, no sobre la reforma exterior. Por supuesto, en el medio ambiente también ocurren beneficios, pero en realidad éste no es el punto primordial. El cambio interior sí lo es.
Hemos oído hablar acerca de las Cuatro Fuerzas del Budismo. Las fuerzas de la Fe y de la Práctica activan las fuerzas del Buda y de la Ley. ¿Dónde residen los poderes del Buda y de la Ley? ¿En el Gohonzon? No. Las fuerzas del Buda y de la Ley yacen en la naturaleza de Buda dentro de nuestra propia vida. Las fuerzas de la Fe y de la Práctica las despiertan y las hacen emerger. La fuerza de nuestra Fe determina el grado en que manifestamos la fuerza del Buda y la fuerza de la Ley en nuestra vida.
¿Cuál es la fuerza del Buda? La fuerza del Buda es la sabiduría. Equivale a decir la mente del Buda, o sea la mente que percibe la verdadera naturaleza de todos los fenómenos. ¿Cuál es la fuerza de la Ley? Es el cuerpo o acción del Buda. Cuando oramos al Gohonzon, contactamos la sabiduría para percibir la verdadera naturaleza de lo que realmente está ocurriendo y así atacar la raíz de nuestro problema. El camino de nuestra vida ha sido ya muy transitado por nosotros: es como una autopista. Hemos estado caminando por el sendero de nuestra vida, tomando las mismas decisiones, haciendo las mismas cosas, existencia tras existencia. Jamás habíamos despertado al hecho de que estamos caminando en círculos, regresando siempre al mismo punto.
La fuerza del Buda y la fuerza de la Ley se manifiestan porque usamos nuestra voz -la voz del Buda- para orar al Gohonzon. Nuestra oración al Gohonzon debe consistir en que, con sabiduría y fortaleza, estamos decididos a sobrepasar nuestro problema. Debemos tener ese tipo de determinación al orar. Puede que no tengamos una clave sobre lo que debemos hacer, pero esto no debe ser un problema: precisamente por eso practicamos... ¡si ya supiésemos qué hacer no estaríamos sufriendo, sino que ya lo hubiéramos solucionado!
Hacemos acopio de la determinación y luego necesitamos sabiduría. Invoquen daimoku al Gohonzon, estudien el gosho, lean las orientaciones del Presidente Ikeda y pidan orientación a sus responsables. Todo esto funcionará para mostrarles la causa u origen de su sufrimiento. Un ejemplo es cuando usted lee la orientación del Presidente Ikeda con una actitud seria, no por mera formalidad sino con la siguiente postura: “Ikeda Sensei, tengo un problema: necesito sabiduría”. Comienza a leer y, de pronto, su vista se detiene en un párrafo y usted siente: “Él está hablando acerca de mí”. Deténgase allí mismo y llévelo a la práctica. Eso es sabiduría. La sabiduría provino de su mentor, de su maestro. Entonces, usted se dará cuenta de que posee un vínculo personal con el Presidente Ikeda. Descubrirá que él le está dando instrucciones acerca de cómo vencer. Él le está enseñando las reglas. Si no está buscando sabiduría, no la encontrará. Si solamente está buscando beneficios, no encontrará sabiduría. La sabiduría es el más valioso de los tesoros. Nosotros practicamos el Budismo para llegar a ser la persona que queremos ser... ¿En qué tipo de persona se está convirtiendo usted? Lo que queremos es estar iluminados, ser Budas. En realidad, algunas veces esto puede parecernos demasiado abstracto, sin embargo, convertirse en una persona iluminada, hacer resplandecer la luz de la propia vida, es algo que se puede hacer todos los días.
Cada vez que usted invoca daimoku frente al Gohonzon para hacer emerger la sabiduría de comprender la causa u origen de su sufrimiento y la acción fundamental que debe realizar para lograr la felicidad, está buscando la iluminación. La Budeidad no es algo ajeno, ni algo que tal vez algún día lograremos: cada mañana y cada noche, usted logra la Budeidad.
El gosho “La Persona y la Ley” establece lo siguiente: “Puesto que la Ley es suprema, la Persona es digna de respeto”. Debido a que la enseñanza que abrazamos es verdadera, quienquiera que abrace esta enseñanza se convierte en una persona respetable: se convierte en Buda. El gosho continúa diciendo: “Puesto que la Persona es digna de respeto, la Tierra es sagrada”. Debido a que abrazamos al Gohonzon, logramos la Budeidad; dondequiera que usted vaya, ése lugar se convierte en Tierra de Buda. La cocina se torna en la cocina del Buda, la escuela se torna en la escuela del Buda. ¿Cuántos de ustedes encuentran la Tierra del Buda cuando van al trabajo? ¿Quién se supone que puede llevar al Buda al trabajo? Usted es quien tiene Gohonzon. Se supone que es usted el que tiene que hacer despertar la vida del Buda y llevársela al trabajo con usted... ¡pero resulta que la olvidó en su casa frente a su altar!
Si usted invoca daimoku al Gohonzon por la mañana con la determinación de “Me llevaré conmigo la vida del Buda y transformaré mi lugar de trabajo. Necesito sabiduría, necesito fuerza, pero voy a establecer la diferencia”, se sorprenderá del poder que ya posee para transformar su medio ambiente.
En “La Revolución Humana”, el Presidente Ikeda dice: “Si una persona cree en algo errado, sea lo que sea, ese algo lo arrastrará a las profundidades del sufrimiento. Lo mismo vale para un grupo de personas, para la sociedad y para toda una nación. Confundir como verdadero algo que en realidad constituye una falacia y creer en ello, es la cosa más terrible en la vida. Si las cosas en las que usted cree están equivocadas, éstas lo harán caer en el infierno en un minuto. Sus creencias fundamentales son lo más importante del mundo para usted. Si su vida está basada en ilusiones y falacias, usted se encontrará sufriendo en el Infierno y no podrá salir de allí. Practicamos para aprender las reglas de la vida y cambiar nuestra visión básica de ésta. Una vez que usted conozca las reglas del juego, podrá jugarlo libremente por el resto de su existencia.”
El Presidente Ikeda concluye diciendo: “Nada ayudará entonces a esa persona por más buenas intenciones que tenga y por más esfuerzos que haga, si esa persona cree en algo falso o contrario a la ciencia, no podrá evitar caer en el infortunio. Esto es inevitable. Uno puede depositar su confianza en una doctrina específica, en una ciencia, en la religión de su país, en sus negocios, en sus familiares, en sus amigos, en sus convicciones, en la medicina o en la tecnología. Los seres humanos no pueden actuar a menos que crean en algo. Inconscientemente, hasta aquél que hace alarde de su ateísmo actúa sobre la base de alguna creencia. Todos los asuntos humanos no son más que la suma total de sus acciones enraizadas en la fe. El creer no es algo separado de la vida, tampoco es algo que se encuentra confinado a un grupo selecto de personas. Lo importante es hasta qué punto uno está consciente de aquello en lo que cree. La mayoría de las personas jamás llega a cuestionarse si la esencia de sus creencias es realmente correcta. Sea correcta o incorrecta su creencia, sea justa o perniciosa, las ignoran y viven la vida sin darse cuenta. Allí, precisamente allí, yace la raíz de su infelicidad”.
¿Cuántas veces nos hemos preguntado si nuestras creencias fundamentales son correctas? Muchas, muchísimas veces he conocido personas con quince o veinte años de práctica que se encuentran atascadas, incapaces de avanzar. Su práctica se ha tornado en una dificultad. Cuando examinamos la causa u origen, vemos que en su mente conocen todos los conceptos del Budismo correctamente, pero en sus corazones aún creen que es responsabilidad de otros: están en dotai ishin, o sea “uno en cuerpo, muchos en mente”. Hablan como budistas pero dentro de sí mismos carecen de las creencias budistas. No han examinado sus creencias fundamentales. Finalmente su práctica budista deja de producir beneficios porque no están intentando transformar sus creencias falsas en verdaderas.
El “Rissho Ankoku Ron” establece: “Por lo tanto, usted rápidamente debe reformar las creencias que mantiene en su corazón y abrazar el Vehículo Único, la única doctrina correcta del Sutra del Loto”. En otras palabras, invocamos daimoku frente al Gohonzon. El Gohonzon es el Kanjin no Honzon, es decir, el Verdadero Objeto de Veneración para observar la verdad de la propia vida. Cada vez que invoque daimoku buscando la verdad, se tornará en una persona extraordinariamente consciente de sí misma -lo cual requiere de coraje- y asimismo podrá descubrir que usted también posee la naturaleza de Buda. A menos que usted tenga el coraje de realmente verse tal como es, vale decir, de confrontar los aspectos negativos de su vida, no podrá encontrar la naturaleza de Buda. Tiene que tener el coraje para ver.
La pregunta es: ¿funcionará igual cualquier oración? En “La Revolución Humana”, Vol. 10, el Presidente Ikeda se pregunta si el daimoku es suficiente. Su conclusión es que NO. El daimoku es la base de todo, pero por sí mismo no es suficiente. El daimoku se debe conectar a otros aspectos de la práctica. El gosho “Sobre la Oración” dice: “Nunca dejarán de ser respondidas las oraciones de los devotos del Sutra del Loto” y Nichikan Shonin, 26° Sumo Prelado, afirmó: “Ninguna oración del devoto del Sutra del Loto quedará sin respuesta”. Sin embargo, el gosho “La estrategia del Sutra del Loto” dice: “Quien es cobarde en la fe no puede lograr nada”. En otras palabras, es posible que sus oraciones no obtengan respuesta.
El Vicepresidente Tsuji dijo alguna vez: “Todos tenemos el mismo Gohonzon y practicamos de la misma manera; sin embargo, vemos que algunas personas reciben tremendos beneficios; a otros no les sucede mayor cosa, y hasta hay algunos que se encuentran con tremendas pérdidas. ¿Cómo debe ser la relación correcta con el Gohonzon? ¿Cómo podemos practicar para obtener beneficios? [...] El Gohonzon que está fuera de nosotros hace surgir el júbilo que está dentro de nosotros. Y cuando establecemos una relación con el Gohonzon frente a nosotros, al invocar Nam-myoho-renge-kyo, el Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros emergerá. Si miramos al Gohonzon y pensamos que está allá afuera mientras invocamos daimoku pensando que «por hacer esto voy a conseguir algo», somos como un mendigo pidiendo limosna. Aún en estas circunstancias, probablemente recibamos beneficios; no obstante, el tipo de beneficios que recibamos será tan pequeño como la propina que se le da a un mozo en comparación con el costo total de la comida que nos ha servido” (Los Ángeles, 17/4/81).
Debemos invocar daimoku con la actitud de que a través de nuestras oraciones al Gohonzon -sea por nuestra nueva casa o por los negocios o la salud-, podamos contribuir con el kosen-rufu. Plantéele a su Gohonzon interior: “Por el kosen-rufu, permíteme por favor sobrepasar estas dificultades”. Los shoten zenjin nos darán protección basados en nuestras oraciones por el kosen-rufu. Sin pensar en el kosen-rufu y simplemente invocando Nam-myoho-renge-kyo, obtendremos pocos beneficios. Los beneficios derivados de nuestras oraciones basadas en el kosen-rufu, son tan dinámicos como volar en avión, mientras que orar sólo por nuestro propio beneficio es tan lento como caminar.
El gosho “Sobre el logro de la Budeidad” dice: “Sin embargo, aun cuando usted invoque Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior”. ¿Qué significa esto? Si usted piensa que la causa de sus problemas está fuera suyo y que igualmente lo están las soluciones, no estará abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior, aunque esté invocando daimoku al Gohonzon. Este es un punto importante: aunque oremos al Gohonzon, si creemos: “la respuesta está fuera de mí”, en realidad, de hecho, ni siquiera estamos practicando el budismo, por más que estemos invocando daimoku.
El gosho continúa diciendo: “Enseñanza inferior se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación y, sin un camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones”.
¡Imagínese hacer gongyo, invocar daimoku, hacer shakubuku, participar de los zadankai y hacer zaimu existencia tras existencia durante incontables eones y, no obstante, nunca cambiar su karma ni jamás lograr la iluminación! Ésta es una idea deprimente. El Daishonin aquí está señalando lo importante que es no ver fuera de usted mismo. No trate de obtener el poder desde el exterior: busque la solución al problema dentro suyo. Usted es el problema y también la solución. Si invoca daimoku frente al Gohonzon con la oración: “quiero manifestar la sabiduría para comprender lo que debo hacer; quiero tener la sabiduría para saber qué acción tomar”, se sorprenderá de su avance.
Las oraciones dirigidas hacia afuera no ayudan en nada, aunque se repitan por el resto de su vida. El Daishonin señala aquí estrictamente que, si va a invocar daimoku, no pierda su tiempo intentando arreglar las cosas desde afuera. El Gohonzon casi no tiene poder hacia el medio ambiente externo, pero sí tiene un universo de ilimitado poder para transformarlo a uno y reformar la propia vida. Abra su vida y véase realmente tal como es; confróntese y lidie consigo mismo. Con seguridad usted está caracterizado por uno de los tres venenos: avaricia, ira o estupidez. Para descubrir cuál es el suyo, pregúntese a sí mismo: ¿soy egoísta? ¿Soy irascible? ¿Soy estúpido? ¡Seguro que es alguno de los tres!
El Daishonin continúa: “De tal modo, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque la Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida. [...] Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día”.
Este gosho sigue diciendo que si usted no comprende que esto está sucediendo dentro de usted y no allá, en otro lugar, no podrá cambiar su karma. Su práctica se convertirá así en una “interminable, penosa austeridad”. Veámoslo de otro modo: observe su vida, ¿hay algún aspecto de ella en el cual, cuando invoca daimoku, le resulta una interminable y penosa austeridad? Puede que sea el trabajo, sus relaciones, sus hijos o cualquier otra cosa. Hasta puede que le vaya muy bien en las demás áreas, pero cuando se trata, por ejemplo, de las relaciones personales, puede llegar a comportarse de manera totalmente no budista y no obtener beneficios; esto puede llegar a prolongarse por años y hasta puede llegar a darse por vencido de tanto dolor.
El problema allí no es el Budismo. El problema tampoco es que su karma es muy pesado: el problema es que usted está buscando en el lugar equivocado. Usted es el problema, pero no está buscando adentro. Es más fácil ver afuera.
Digamos que tiene un gran problema que quiere resolver. Comienza un millón de daimoku. Cuando va por el 999.950, de repente se le ocurre “tal vez el problema sea yo”. Si tenemos esto en cuenta de antemano, podemos abreviar un poco el proceso: comience asumiendo “el problema soy yo”. ¡Así podrá progresar con sólo invocar 50.000 daimoku en vez de un millón! La calidad de su oración es tan importante como la cantidad: lo importante es invocar con calidad y cantidad. Cuando vemos nuestra práctica, sólo la vemos en una sola dirección y siempre apunta hacia nosotros mismos. La mayoría de las veces pensamos que estamos muy bien. Pero otra persona puede ver claramente si nos hemos desviado. Esto es especialmente válido cuando se tiene un responsable en la fe. Para eso recibimos orientaciones.
Cuando usted va a recibir orientación, ¿cuál cree que va a ser la orientación? “¡Invoque daimoku!” ¿No es así? ¿O acaso le ha sucedido alguna vez que la orientación que le dieron fue: “Me parece que está haciendo demasiado daimoku.”? ¡Por supuesto que no! Por eso, cuando va a recibir orientación, usted ya sabe de antemano cuál será la conclusión. La persona que orienta también sabe cuál será la conclusión. Entonces, ¿para qué recibe orientación? La razón es que su daimoku no está alcanzando al Gohonzon. Algo parece estar fallando y usted se siente frustrado. Necesita que alguien se lo señale y le diga: “¡Ojo! Tu enfoque ya no es budista, has perdido el espíritu correcto y estás invocando daimoku con la motivación equivocada”. El poder de la orientación es el de redirigir nuestra oración al Gohonzon para lograr que el beneficio comience a fluir nuevamente.
Cuando perdemos la perspectiva budista y comenzamos a ver fuera de nosotros, bien sea culpando a otros o pensando que el problema está fuera, no aparece por arte de magia una voz que nos alerta: “¡Cuidado! ¡Estás a punto de poner el asunto fuera de tu control!”, sino que esta postura se va apoderando imperceptiblemente de nosotros y, antes de que podamos darnos cuenta, nuestro daimoku ha perdido poder: la alegría ya no está presente.
Puede que usted comience a pensar: “Quizá antes nunca logré beneficios; quizá esta práctica nunca funcionó para mí”. Comienzan así a aparecer las dudas, y de este modo se doblega nuestra fe: es por eso que necesitamos orientación. Nuestra organización está conformada por personas que orientan en la fe correcta con el fin de fortalecer y redirigir la oración, deshacerse de toda perspectiva no budista y, al invocar daimoku, enfocar la oración hacia su Revolución Humana. Inmediatamente después de esa clase de orientación, la gente tiene beneficios, pero no por la orientación misma sino por la oración de la persona. La orientación nos ayuda a orar correctamente.
Según el Budismo, la forma en que oramos establece la diferencia. ¿Qué significa orar como devoto del Sutra del Loto? Un aspecto es que el devoto o practicante del Sutra del Loto lleva a cabo enérgicamente tres cosas: sus oraciones no pueden ser respondidas si usted no está practicando para otros, si no está estudiando y si no está invocando daimoku al Gohonzon. Usted sabrá si está haciendo o no su máximo esfuerzo en esas tres áreas. Si su práctica ha perdido el poder de producir beneficios, yo en su lugar examinaría de inmediato esos tres pilares y me preguntaría: “¿Me estoy esforzando al máximo en ampliar mi capacidad en el estudio, en la práctica para mí y los demás?”. Si usted desea movilizar su vida con mayor rapidez, fortalezca estos tres aspectos de su práctica.
Algunas personas pensaron -con relación a lo que dijo el Presidente Ikeda en febrero de 1990- que el mostrar la prueba real en su vida diaria era lo mismo que practicar para otros: esto no es así. Lo uno es tan importante como lo otro, esto es seguro. Por supuesto que debemos mostrar la prueba real en nuestra vida cotidiana, pero no son la misma cosa. Nuestra práctica se desenvuelve en estos dos ámbitos, pero son diferentes entre sí. Lo que el Presidente Ikeda nos estaba diciendo era que no debemos llevar a cabo la práctica para otros a costa de nuestra vida cotidiana. También nos estaba diciendo que no practiquemos por obtener beneficios a expensas de la felicidad de otros. Luche por colmar ambas. El estudio es la columna vertebral para poder hacer esto.
La oración del Devoto del Sutra del Loto es respondida porque él lleva a cabo estas tres prácticas enérgicamente. El devoto del Sutra del Loto no está buscando beneficios personales sino iluminación y sabiduría para desarrollarse como un Buda. Por supuesto, cuando uno se convierte en un Buda, naturalmente obtiene beneficios.
El Presidente Ikeda transmitió la siguiente orientación: “Sin embargo, según el Budismo, las oraciones nunca terminan con el sólo acto de la oración, sino que incluyen las acciones que uno emprende para lograrlas. Es así como disparar una flecha con un arco: primero tensamos el arco al máximo con la flecha insertada en la cuerda y luego ésta sale disparada cargada de energía. La oración sin acción es idealismo y la acción sin oración es fútil... Una gran oración proviene de un gran sentido de responsabilidad”.
Otro aspecto del karma que se malinterpreta con frecuencia es el siguiente: A menudo pensamos que nuestro karma es algo que está fuera de nosotros. Sin embargo, la conducta de otra persona no es nuestro karma. Nuestro karma es que no sabemos cómo responder ante el comportamiento de otro. No podemos manejar la conducta de otro y respondemos en forma equivocada: ése es el problema. Nuestro comportamiento es nuestro karma. A veces, es posible que pensemos que somos una persona terrible si en nuestro entorno nos topamos con una persona que es terrible. Eso no es cierto: ésa es una persona terrible por sus propias causas.
La pregunta es: ¿Por qué entonces está usted sufriendo? Usted tiene el karma de estar con esa persona, pero de todas maneras esa persona iba a ser así: usted no ocasionó que ella sea así. Pregúntese a sí mismo: “¿Por qué soy incapaz de tratar armoniosamente con esa persona? ¿Por qué esa persona se enfurece? ¿Por qué permito que esa persona me haga infeliz?”. En un caso así, usted tiene el karma de no ser capaz de manejar estas circunstancias de su entorno: allí radica su problema. Cuando invoca daimoku para ser capaz de conducirse bien con esa persona, para ser capaz de crecer más y más y de ser más fuerte que esa persona con el propósito de no seguir siendo influenciado por ella, entonces ya no le afectará: usted habrá transformado su entorno.
El Presidente Ikeda continúa diciendo en la misma orientación: “Nunca surgirá una verdadera oración de una actitud irresponsable, superficial, tomando las cosas a la ligera en su trabajo, en su vida cotidiana o con relación a la propia existencia. Quienes asumen la responsabilidad de todo aquello en lo que están involucrados y se esfuerzan seriamente en mejorar, desarrollarán oraciones fuertes. La vida cotidiana, así como la vida misma, son verdaderas batallas. Usted, ¿gana o pierde? El resultado no siempre está determinado por la experiencia o habilidades que uno posea sino que lo más importante es la decisión de ganar. Luego, ore sinceramente con toda su fuerza, haciendo surgir una gran sabiduría, a la vez que hace cada esfuerzo necesario para lograr su objetivo”.
Comience con la siguiente determinación: “Sobrepasaré mi sufrimiento, ¡Lo haré!”. Y como usted no tiene la menor idea de cómo hacerlo, por lo tanto necesitará sabiduría y fortaleza. Este tipo de oración autopotenciadora produce resultados.
El Presidente Ikeda en "La Nueva Revolución Humana" dice lo siguiente: “El Budismo es una enseñanza de razón sin igual. Por ende, la fuerza de nuestra fe debe manifestarse en la forma de estudiar, de ejercer nuestro ingenio o creatividad y en hacer el doble de esfuerzos que cualquier otra persona. El daimoku sincero es un manantial de energía para desafiar todo esto. Pero además, su daimoku también ha de constituir un compromiso. Por supuesto que hay diferentes formas de orar. Algunas personas puede que oren para que todo les llegue solo, sin tener que hacer ningún esfuerzo, pero una religión que estimule tal tipo de oración, está conduciendo a la gente hacia la ruina. La oración en el Budismo de Nichiren Daishonin significa invocar daimoku basados en un compromiso o promesa. En su verdadera esencia, esta promesa es la de lograr el kosen-rufu. Significa invocar daimoku resueltamente y con la determinación: «Lograré el kosen-rufu de mi país. Por lo tanto, demostraré una magnífica prueba real en mi trabajo. Por favor, capacítame para hacer surgir, de alguna manera, mi máximo potencial». Así es como deberían ser nuestras oraciones.”
“También es importante que nos establezcamos objetivos claros y concretos de lo que anhelamos lograr cada día y luego orar y desafiarnos para concretar cada uno de ellos. Esta determinación sincera hará surgir la sabiduría y abundancia de recursos que conducen por ende al éxito. En resumen, para vencer en la vida requerimos de determinación y de oración, de esfuerzo y de ingenio o creatividad. Es equivocado soñar con hacernos ricos rápidamente, con la expectativa de tener un golpe de suerte inusitado o con una maquinación deshonesta para hacer dinero. Esto no es fe. Eso es mera fantasía.” (World Tribune, 6/6/94).
La oración funciona, definitivamente. Pero tiene que ser una oración correcta. La forma en que invocamos daimoku establece una diferencia enorme. Lo que estamos haciendo y pensando mientras invocamos daimoku frente al Gohonzon es lo que marca la diferencia entre unas cuantas gotas de beneficios y un torrente de beneficios absolutamente increíbles.
Por favor, reflexionen sobre el hecho de si están teniendo una actitud budista o si lo que están tratando de lograr es que algún otro los ayude. ¿Cuál es su postura frente al Gohonzon? ¿Están jugando a sentirse víctimas o, por el contrario, están llenos de la determinación de sobrepasar sus sufrimientos? “Necesito sabiduría y fortaleza, pero ¡lo voy a lograr!”. Con una oración así creo que no habrá nada que no puedan alcanzar. ¡Muchas gracias por su atención de esta noche!

Pensamientos Sobre la Depresión

World Tribune
Por Ted Morino, consejero del Departamento de Estudio de la SGI-USA

Pregunta: ¿Cómo tratan los Budistas el problema de la depresión?
Respuesta: Este es mi punto de vista personal sobre la depresión, el cual que he desarrollado como Budista que alberga un gran interés por el mundo interno de los seres humanos.
Comprendo que hablando en términos médicos, la depresión se define clínicamente como una enfermedad, en contraste con una condición en que el individuo se siente decaido. Aunque Nichiren Daishonin no habla sobre este tipo de enfermedad en particular, yo creo que se puede considerar bajo la categoría de "enfermedades de la mente".

Se puede observar que la forma en que se manifiesta la enfermedad de la mente varía de persona a persona. El Daishonin afirma: "Las enfermedades de la mente difieren grandemente en severidad. (Existen) 84,000 clases diferentes de enfermedades de la mente que surgen de los tres venenos y que afligen a las personas comunes de los seis senderos...." (The Writings of Nichiren Daishonin,[Escritos de Nichiren Daishonin] pág.1111). Parecería ser que existen tantas enfermedades de la mente como cantidad de personas que sufren de ellas.
Como es señalado en el pasaje anterior, la depresión es el resultado de una vida afligida por alguna clase de veneno. Y el origen de este veneno difiere de individuo a individuo. En algunos casos, la causa de una depresión puede haber sido hecha en esta vida; y en otros casos puede deberse a causas hechas en vidas pasadas.
Cuando se trata de una enfermedad de la mente, el diálogo es un instrumento muy importante para vencerla. Por ejemplo, conversar con un consejero de mayor experiencia en la fe, que tiene un sólido entendimiento del Budismo de Nichiren Daishonin, o un profesional en esta rama de la medicina, es crucial para ayudar a la persona deprimida a salir del desorden emocional y mental que está contribuyendo a su depresión. Desde la perspectiva budista, estas personas funcionan, de acuerdo a los principios budistas, como buenos amigos o deidades budistas para aquellos que padecen de la depresión.
El diálogo de vida a vida, que admito no es fácil, nos puede ayudar a examinarnos más concienzudamente. Nos permite reconocer debilidades y distorciones internas y ver qué es lo que se necesita cambiar. A través de diálogos que afirmen el valor de la vida, podemos también estimular un nuevo sentido de propósito y pasión hacia la vida.
El Budismo nos enseña que el entonar Nam-myoho-renge-kyo debe hacerse con una orientación positiva. Cuando tenemos deseos firmes en nuestros corazones, metas claras en nuestras mentes y una determinación sólida en nuestras vidas, nuestra Budeidad innata se activará de tal manera que vencerá las fuerzas negativas que causan la depresión.
Es, bajo este contexto, que nosotros debemos comprender que el Sutra del Loto es la mejor medicina. La fuerza de nuestra condición de Buda debe prevalecer para que seamos felices.
Con toda confianza podríamos decir que, cuando comencemos a vivir con esperanza para el futuro, ya habremos empezado a vencer nuestra depresión. Más aún, si oramos por la felicidad de otros y si actuamos en favor de ellos, ya hemos recuperado nuestra salud mental al nivel más fundamental.
No es apropiado decirle, entonces, a todos aquellos que sufren de depresión que, "solamente entonen Nam-myoho-renge-kyo". El entonar Nam-myoho-renge-kyo con una fuerza vital débil, sin tener el conocimiento de qué es lo que nuestra vida necesita cambiar o desarrollar puede no traernos una verdadera solución. Entonar Nam-myoho-renge-kyo es más significativo cuando se tiene una meta clara y una determinación sólida; orar de esta manera, nos permite extraer la sabiduría para saber qué hacer y la fuerza vital para tomar las acciones necesarias para el logro de nuestros sueños.

Es importante reconocer que la llave de la felicidad es el coraje (la valentía), esto es lo que generalmente hace falta en la vida de aquellos que caen presos en la depresión. Como dice el Daishonin en "Respuesta a Kyo’o": "Crea en este mandala con todo su corazón. Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león. Por lo tanto, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo? (Los Principales Escritos de Nichiren Daishonin, vol.1 pág.119) (WND[siglas en Inglés], pág.412). Con fe en el Gohonzon como nuestro centro, se pueden borrar todos los problemas que han generado la depresión en nuestras vidas.

El mensaje del Budismo es: "Usemos nuestras mentes y nuestros cuerpos para hacer brotar desde adentro la alegría y la inteligencia, al punto de que toda nuestra existencia se llene de vitalidad y podamos sentirnos completamente seguros." En "Discussions on Youth"(Conversaciones Sobre la Juventud), el Presidente Ikeda sugiere que: "¡Hagan algo! ¡Comiencen algo! Mientras hagan constantes esfuerzos, verán enfocarse sus metas. Descubrirán su misión, aquella que solo ustedes pueden lograr" (vol.1, pág.49).

Al invocar Nam-myoho-renge-kyo y actuar, el Budismo dice , de nuestro interior, podemos conferirnos el poder nosotros mismos. Alentar a otros también mejora nuestras vidas. Esta es la forma más poderosa de vencer las causas de la depresión. Al enfocarnos en las vidas de otros y ayudándolos a ser felices, nos daremos cuenta de que ya hemos dado un paso importante para librarnos de la depresión. El Daishonin explica que: "si enciendes la linterna para otro, tu propio camino se iluminará" (Gosho Zenshu, pág. 1598).
En muchos casos, la sabiduría del Budismo guiará a la persona que sufre de depresión a buscar ayuda en la forma de psicoterapia y/o uno de los muchos antidepresivos que se encuentran actualmente en el mercado. Estos medicamentos sirven para corregir el desba-lance químico, permitiendo a la persona funcionar de manera más efectiva y hacer brotar todo su potencial.

En el análisis final, el Budismo nos enseña a establecer una clase de identidad que sea inquebrantable ante cualquier circunstancia y libre de sufrimiento al nivel mas profundo. En otras palabras, el Budismo existe para ayudarnos a llegar a ser lo suficientemente fuertes como para poder sobreponernos ante cualquier circunstancia que haya creado la depresión. También nos hace lo suficientemente sabios como para darnos cuenta de que la vida es bella y vale la pena vivirla.

A través del proceso de la revolución humana, podemos ver la depresión positivamente. A lo largo del tiempo,podemos ver cómo la fuerza vital que nos ayudó a superar la depresión nos condujo a una mayor felicidad; cómo el enfrentar la depresión fue el inicio del camino hacia una vida mejor. El poder vencer la depresión es una gran experiencia que abre nuestras vidas y nos permite compartirla con otros, alentándolo a que abran sus vidas, también.
El buen diálogo y la práctica correcta del Budismo nos permiten encontrar la solución en el fondo de nuestras vidas.