21.1.05

Orientación del Vice Presidente TSUJI

Una vez tomada la determinación de que vamos a triunfar frente a una gran oportunidad, entonces debemos proteger nuestro mundo interior subjetivo de las voces negativas que se nos presentan ya sea como violenta embestida o como sutil insinuación que nos susurra: “Nada cambiará, siempre será lo mismo”. Si somos permeables a esto -lo que nos sucede a la mayoría de nosotros, al menos hasta que somos lo suficientemente fuertes para rechazar estas voces de manera automática- terminaremos por escucharlas y, finalmente, permitiremos que nos influencien. Cuanto más las escuchemos, más erosionarán nuestra oración, de manera tal que, en nuestro fuero íntimo, comenzamos a reemplazar nuestra decisión: en algún punto hemos comenzado a aceptar nuestras voces negativas debido a que, en suma, esto es lo que hemos venido haciendo la mayor parte de nuestra vida.

Cuando llegamos a este punto, nuestra oración sencillamente no se concreta. Cuando usted invoca daimoku, todo lo que está pensando o sintiendo es proyectado hacia el universo y, debido a que la Ley de Causalidad es imparcial, poseemos total libertad: el Gohonzon es como un espejo. De manera que si inadvertidamente cambiamos nuestra oración, entonces la Ley de Causalidad aceptará esta nueva modificación sin tomar partido alguno.

De modo que nuestro real compromiso consiste en que, si queremos concretar determinado objetivo, entonces debemos mantener nuestra determinación y no permitir que nuestra voz negativa nos desaliente. Porque una vez que comenzamos a transar, ya hemos abandonado nuestra determinación original sin siquiera darnos cuenta; por eso, una vez que hemos fijado nuestra determinación, no debemos transigir. El budismo es triunfo o derrota, o sea lo opuesto a transar, que es lo que venimos haciendo a diario en nuestras vidas.

Por lo tanto, determine e invoque daimoku hasta lograr el objetivo. Una vez que ha tomado la determinación, el cómo lo logre y demás detalles constituyen ya la tarea del Gohonzon. Nuestra única responsabilidad consiste en mantener nuestra oración sin dejarnos desviar interna ni externamente.

Es esencial que, cada mañana, invoque daimoku para manifestar su budeidad: este es el punto básico porque, si no podemos manifestar la budeidad, entonces tampoco nuestras oraciones lograrán mucho efecto. Si no comprendemos este punto, estamos malgastando nuestro tiempo al invocar por aquello que anhelamos.

Lo que es importante es el concepto de que poseemos naturaleza de Buda. La vida misma es Buda, nuestra entera vida es Buda. Todo aquello nacido en este mundo es Buda. No debemos permitirnos pensar que esta naturaleza de Buda es algo que se encuentra fuera de nosotros mismos: es una e inseparable. El Gohonzon es un objeto externo, pero constituye un catalizador que hace emerger nuestra budeidad inherente desde las profundidades de nuestra vida, y aquello que corporifica el Gohonzon representa la misma realidad. Parecen dos cosas separadas pero, la inmutable y eterna verdad es que la budeidad es la vida misma. Usted es ahora un Buda. Una vez que cobre conciencia de esto, comenzará a valorar y reconocer la dignidad y el poder de los ilimitados aspectos de su propia vida.

Esto significa que usted es el Buda a cargo de su propia vida. Nadie más que usted puede hacer que sea lo que quiere ser, ni siquiera el medio ambiente. Cuando usted cobre conciencia de que su vida es Buda y experimente esa convicción, entonces eso es ichinen sanzen. Sólo entonces podrá direccionar ese poder para transformar o crear una tierra de Buda precisamente en el lugar en el cual se halla, no en algún otro sitio ni en el futuro.

El pasado es sólo un sueño -no importa qué tan bueno o malo haya sido-, nada más que un sueño. Y el futuro no es más que producto de nuestra imaginación, sea ésta optimista o pesimista, en sí mismo carece de existencia o sustento real. La esencia de la vida, que es MYO, es eterna e inmutable y, cuanto más conciencia tome de que su vida es Buda, más convicción tendrá su daimoku.

El ichinen último del Gohonzon es hacer a todas las personas del universo iguales a sí mismas; ésa es la razón por la cual surge el Buda: permitirles a todas las personas abrir el palacio de su propia iluminación y sabiduría. Si no logramos comprender esto, sólo seremos como mendigos que invocan daimoku y, en determinado momento, el Gohonzon dejará de responder a nuestras oraciones debido a que, si continuamos por este camino, nunca manifestaremos nuestra iluminación. Así, estaremos fallando en el punto principal: aquello que sintamos respecto del Gohonzon también lo sentiremos respecto del Gohonzon viviente que se encuentra dentro nuestro. El budismo es vertical, este momento presente es infinito, ilimitado y eterno.

Llegará un momento en el cual usted deba comenzar a trabajar sobre su propia iluminación y no podrá simplemente ir a la deriva, porque puede pasarse practicando toda su vida desde una perspectiva errónea. Pero si se esfuerza por estar conscientemente alerta, podrá percibir que su propia vida es, en sí misma, Buda. Usted debe lograr percibir la naturaleza de su propia vida. Si no puede lograrlo, entonces cada vez que se le presente un problema sufrirá y se sentirá desesperanzado e indefenso. Pero cuando tome conciencia de que su vida es Buda, entonces no importa qué problema aparezca, surgirá una gran convicción y autoconfianza y sentirá: “Debido a que mi vida es Buda, puedo transformar esto en un gran beneficio”.

Cuando usted pueda profundizar esta convicción de que nuestra propia vida constituye la entidad de Buda tal como somos y somos en verdad seres perfectos, entonces frente a cualquier dificultad no experimentará ni temor ni ansiedad sino solamente que es una nueva oportunidad de transformarla en un mayor beneficio y que usted es capaz de convertir el sufrimiento en alegría. Sentirá un supremo optimismo y dejará de temer el futuro y de arrepentirse por el pasado. Nuestra vida es Buda y podemos transformar cualquier cosa y hacer que cualquier situación manifieste su budeidad inherente. Así, aún en medio de una situación de infierno, debido a que poseemos una profunda convicción en que nuestra vida misma es Buda, es que podemos manifestar esta convicción y la budeidad innata dentro del fenómeno o situación emergerá en consonancia con esta convicción.

La relación entre el Gohonzon y nosotros

Disertación del Vice Presidente de la SGI, Takehisa Tsuji, durante la Reunión de Orientación que tuvo lugar en el Centro Cultural de Los Ángeles, U.S.A., el 17 de abril de 1981
(Argentina Seikyo nro. 368 del 1/6/1983)

He sido muy afortunado por haber practicado por unos cuarenta años con el primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, el segundo presidente, Josei Toda, como también con el actual presidente Daisaku Ikeda.
Todos tenemos el mismo Gohonzon y practicamos de la misma manera; sin embargo, vemos que algunas personas reciben tremendos beneficios, a otros no les sucede mayor cosa, y aun hay otros que se encuentran con tremendas pérdidas.
¿Cuál es nuestra relación con el Gohonzon? ¿Cómo podemos practicar para obtener beneficios? ¿Qué es Nam-myoho-renge-kyo?
Nichiren Daishonin enseña que Nam-myoho-renge-kyo se encuentra dentro de todo el universo -hasta en el sol, la luna y las montañas, en árboles, plantas y rocas, en perros y gatos- y, naturalmente, en los seres humanos. La labor de Myoho-renge-kyo se encuentra en todos los fenómenos del universo.
Para explicarlo un poco mejor, quisiera darles un ejemplo. La razón por la cual ahora mismo pueden tomar notas es porque hay una luz que nos ilumina desde el cielo raso. Debido a que hay una luz allá arriba, podemos ver la función de la electricidad. La bombilla eléctrica fue desarrollada por Thomas Edison, quien entendió el principio de la electricidad. Podemos decir que la función del foco es iluminar nuestras caras, la alfombra y cada rincón de este recinto.
Siguiendo este mismo lineamiento, existe la teoría de las ondas electromagnéticas. No podemos ver estas ondas, pero hay una forma de percibirlas. Si encendemos la radio o el televisor, podemos oír las palabras o ver la imagen que proyectan estas ondas.
De la misma manera, existe una Ley de la vida, que tampoco podemos ver; sin embargo, como en los ejemplos anteriores, el principio toma forma y puede verse en el Gohonzon. Al igual que brilla la luz en todo el recinto, el beneficio del Gohonzon brilla por todo el universo.
Pero en vez de discutir sobre la Ley del Universo, me gustaría discutir la misma ley inherente en el ser humano. Si podemos entendernos nosotros mismos, entonces podemos entender el universo. Por consiguiente, si buscamos dentro de tan sólo una persona, podemos entender el universo. Nichiren Daishonin dice que lo importante es poder ver la obra de Nam-myoho-renge-kyo dentro de nosotros.
Como en el caso de la bombilla eléctrica o el televisor, todo lo que tenemos que hacer es encender el interruptor y automáticamente la luz o la imagen aparecerán. A medida que invocamos Nam-myoho-renge-kyo, el poder del universo surge de adentro de nosotros, como si estuviéramos encendiendo el interruptor mediante nuestra práctica frente al Gohonzon.
Cada vez que vemos una bella flor, ya sea una flor de cerezo o un crisantemo, sentimos la belleza de esa flor dentro de nosotros. La flor que está afuera hace brotar la naturaleza que viene de muy dentro de nuestra vida.
La isla de Hawaii y las cataratas del Niágara también están dentro de nuestro ambiente -el panorama está fuera de nosotros- pero el júbilo que sentimos al admirar el panorama viene desde muy adentro. Miramos la flor por fuera y la disfrutamos dentro de nosotros. Los discos y los pianos están fuera de nosotros, pero disfrutamos de la música que emiten, dentro de nosotros. Igualmente, cuando vemos un festival cultural en escena, nuestro deleite está dentro de nosotros.
De la misma forma, el Gohonzon, que está fuera de nosotros, hace surgir el júbilo que está dentro de nosotros. Y cuando establecemos una relación con el Gohonzon frente a nosotros, al invocar Nam-myoho-renge-kyo, ese Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros emergerá.
Si miramos al Gohonzon y pensamos que está “allá afuera”, mientras invocamos el daimoku y nos decimos que “por hacer esto voy a conseguir algo”, somos iguales a un pordiosero que implora por limosna. Pero aún en estas circunstancias, probablemente recibiremos beneficios; no obstante, el tipo de beneficios que recibimos en esta forma será tan pequeño como la propina que le dejamos a un mozo, comparado con el costo total de la cena que nos ha servido.
Nichiren Daishonin nos enseña que no debemos buscar a Nam-myoho-renge-kyo fuera de nosotros mismos, sino más bien, hacer que Nam-myoho-renge-kyo surja de lo más profundo de nuestro ser.
El júbilo emana de lo más profundo -la oscuridad también-. Además, cuando estamos iracundos o histéricos, estos sentimientos brotan de adentro de nosotros, Cuando sentimos pena o tristeza por alguien, estos sentimientos surgen de nuestro fuero interno. Nam-myoho-renge-kyo también emana de adentro de nuestras vidas. Pero este Nam-myoho-renge-kyo que está por todas partes y dentro de nosotros es difícil de ver. El sutra explica que las cejas que están tan cerca de nuestros ojos son imposibles de ver.
De hecho, el Estado de Buda de Nam-myoho-renge-kyo está dentro de nosotros. Por consiguiente, es muy importante que cuando abrazamos la fe en el Gohonzon, tratemos de activar en un cien por cien ese Nam-myoho-renge-kyo con el mayor gozo. Entonces Nam-myoho-renge-kyo brotará naturalmente con fuerza desde dentro de nosotros
[1].
Por otra parte, si invocamos con la actitud de que es una pérdida de tiempo, muy poco de Nam-myoho-renge-kyo aparecerá en nuestras vidas. Y si directamente vamos en su contra, sólo encontraremos pérdidas.
Naturalmente, si podemos invocar Nam-myoho-renge-kyo con gran júbilo, veremos que Nam-myoho-renge-kyo emergerá con fuerza de lo más profundo de nuestro ser: esa será la oportunidad en la cual podremos activarlo en un cien por ciento.
Cuando invocamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon, el Gohonzon ante nosotros y el Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros, se fusionan y entran en armonía. El Gohonzon que está fuera de nosotros es Nam-myoho-renge-kyo sin principio ni fin, el Nam-myoho-renge-kyo que emerge de lo más profundo de nuestro ser es de la misma naturaleza
[2]. Es la oración al Buda que hace emerger al Buda que está dentro de nosotros. Esto es fe.
Vivir es nuestra propia responsabilidad. A pesar de que somos responsables de nosotros mismos, el hecho sorprendente es que no nos podemos ver como realmente somos. Para poder ver nuestra propia cara nos colocamos ante un espejo: sólo así podemos observar nuestro propio rostro. Sin embargo, con ese espejo, no podemos ver nuestro fuero interno.
Al colocar al Gohonzon frente a nosotros e invocar Nam-myoho-renge-kyo, podemos pulir nuestro fuero interno. Al igual que nos acicalamos y ajustamos nuestra apariencia externa con la ayuda de un espejo, podemos hacer el gongyo para pulir nuestro fuero interno. De esta forma, estamos trabajando ambos aspectos.
Cuando logramos hacer emerger el Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros, suceden dos cosas: una, que podemos curar cualquier clase de enfermedad; en otras palabras, hace las funciones de la medicina. Las medicinas recetadas usualmente funcionan para curar una enfermedad específica, o problemas físicos. Si tenemos problemas de la vista, usamos gotas para los ojos. Si estamos resfriados, tomamos algún remedio para el resfrío, y si tenemos dolor de estómago, hay una medicina especial para este mal. Ya sea que tengamos un dolor de cabeza, cáncer o una condición asmática, Nam-myoho-renge-kyo lo cura todo. El sutra que recitamos dice que es la mejor medicina.
Lo otro que sucede cuando Nam-myoho-renge-kyo aparece dentro de nosotros, es que actúa como un imán que atrae la felicidad. En el Gosho, Nichiren Daishonin escribió: «Aquéllos que creen en el Sutra del Loto, acumularán fortuna de más de diez mil millas...». si queremos dinero, podemos orar por éste, si queremos una casa, podemos orar por una también; y si estamos sin empleo, entonces la oración nos conducirá hacia una nueva ocupación o empleo. Si queremos contraer nupcias, eventualmente encontraremos a la pareja. Todo lo que queremos podemos llamarlo con Nam-myoho-renge-kyo. Mientras más confianza y júbilo tengamos, más fuerte se tornará el imán.
De modo que si hacemos el gongyo y sentimos que ése es el momento más feliz de nuestra vida, entonces recibiremos una tremenda cantidad de beneficios.
Además, si podemos hacer emerger este Nam-myoho-renge-kyo, vamos a encontrar un beneficio mayor
[3]. Este beneficio es que llegamos a darnos cuenta de que nuestras vidas son eternas. Y, también, a medida que surge el Nam-myoho-renge-kyo, veremos que dentro de nuestras vidas existe una gran felicidad, ya sea que estemos dormidos o despiertos, vivos o muertos. Por ende, podemos sentir que todo está bien si estamos despiertos, dormidos, vivos o muertos. Una frase del sutra dice: “Jo rakku ga jo”, que puede interpretarse como “Siempre estoy feliz y siempre estoy puro”.
Cuando invocamos daimoku, podemos vencer a todas las causas negativas del pasado o al mal karma. También podemos superar todas nuestras dificultades del presente. De igual forma, hallaremos buena fortuna en el futuro.
Algo que debemos percibir es que, si estamos enfermos, podemos combatir la enfermedad haciendo emanar la condición de vida más saludable del Estado de Buda que radica dentro de nosotros; si somos pobres, podemos hacer el imán más fuerte y ganar riquezas.
El beneficio de Nam-myoho-renge-kyo cuando dormimos es que podemos dormir profundamente y descansar bien. Y al morir, podemos decir, con total confianza en la eternidad de la vida y nuestra fortuna de poder renacer con el Gohonzon: “Muchacho, estoy agradecido de estar muerto”. Debido a que esta condición de vida altamente armoniosa se ha establecido dentro nuestro, naceremos nuevamente como seres humanos -muy rápidamente-.
Es una gran fortuna nacer como seres humanos. Pero, aunque nazcamos como tales, si no encontramos el Gohonzon, éste es un infortunio. Por otro lado, si conocemos al Gohonzon, esta es una gran buena fortuna. El hecho de que podemos encontrar al Gohonzon, es debido a que, primero que todo, Nichiren Daishonin lo legó a toda la humanidad. Otro punto que debemos apreciar es que nacemos como seres humanos gracias a nuestros padres. De igual forma, porque hay una organización llamada Soka Gakkai hemos podido encontrar al Gohonzon. Por todas estas personas y su dedicación, podemos practicar. A medida que recitamos las oraciones silenciosas al hacer el gongyo, debemos mostrar nuestro aprecio a todas estas personas y, con este agradecimiento, luchar por lograr nuestro objetivo del kosen-rufu.
Naturalmente, cuando Nam-myoho-renge-kyo, que está dentro de usted y el Gohonzon frente a usted se fusionan, usted y el Gohonzon se convierten en uno. Cuando esto sucede, todo su cuerpo se torna en el trabajo de Nam-myoho-renge-kyo. Esto es lo que quiere decir el término Kan’no myo. Por ejemplo, tenemos una carga eléctrica dentro nuestro, y hay una carga eléctrica en los truenos. Cuando estas dos hacen contacto, decimos que nos electrocutamos. Otro ejemplo sucede cuando dos personas se enamoran.
El Nam-myoho-renge-kyo de nuestro interior no tiene color ni forma: sólo tiene su función. El Nam-myoho-renge-kyo externo [el Gohonzon] tiene las características del Buda Original y hace la labor del Buda Original. Debido a que no tiene color ni forma, no podemos ver el Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros. Cuando oramos al Gohonzon e invocamos el daimoku, el Nam-myoho-renge-kyo del Gohonzon se fusiona con el Nam-myoho-renge-kyo que está dentro de nosotros y “estalla”. Cuando esto sucede, todo en nuestro cuerpo -desde la punta de los cabellos sobre nuestra cabeza hasta las uñas de nuestros pies- se convierte en Nam-myoho-renge-kyo. En este momento, nuestra cabeza es MYO; nuestro cuello es HO; nuestro pecho se convierte en REN; nuestro vientre es GE, y nuestras piernas en KYO. Nichiren Daishonin enseñó que este «cuerpo de cinco pies» puede convertirse en Myoho-renge-kyo. Cuando nuestro cuerpo se convierte en Nam-myoho-renge-kyo, esto es iluminación.
A continuación, desearía compartir con ustedes algunas experiencias de los miembros que he conocido en Japón. Conocí a una señora que padeció tremendos dolores de cabeza a lo largo de quince años sin poder curarlos. Me preguntó cómo podía quitarse esos dolores de cabeza. Le expliqué que debido a que sus pensamientos eran heréticos, ella sufría de dolores de cabeza. Le dije: “Usted es un miembro de la Soka Gakkai, así que no existe razón alguna por la cual esté practicando una enseñanza herética”. Mucho antes de que se convirtiera en miembro, sus padres habían practicado en la secta Shingon del budismo. La única razón por la cual ella padecía dichos dolores de cabeza era porque su familia había practicado enseñanzas heréticas, lo cual quedó como un residuo en su vida y le provocó este problema. Para que podamos remover los residuos, nuestros cuerpos deben convertirse en Nam-myoho-renge-kyo y esto no puede suceder sin confianza y alegría. De este modo, la alenté a invocar Nam-myoho-renge-kyo para que penetrara en su cuerpo.
Esta señora era una peinadora. Debido a su condición física, antes sólo podía trabajar diez días por mes: ahora sus dolores de cabeza han desaparecido, puede disfrutar de la vida a plenitud y gana tres veces más que antes.
En Tokyo, conocí a un hombre que tenía cáncer de garganta. Lo alenté diciéndole que la garganta corresponde a ho de Myoho-renge-kyo y que él debía invocar Nam-myoho-renge-kyo esforzándose por limpiar su garganta. Decían que debía operarse, pero invocó daimoku sinceramente por espacio de veinte días: cuando regresó al consultorio de su médico, su cáncer había desaparecido.
Otra miembro que conocí estaba muy preocupada a causa de su cáncer de mama. Le expliqué que el pecho era ren de Myoho-renge-kyo. Le dije que mirara al Gohonzon entronizado en su altar y que invocara hasta hacer emerger el Nam-myoho-renge-kyo que estaba dentro de ella utilizando el daimoku como una grúa, para “arrancar verdaderamente la basura”. Al cabo de un mes, pudo resolver su problema.
Hay muchas personas que padecen de cáncer de estómago o de útero y a veces sus casos son extremos. Les he dicho a estas personas que si no tienen un Gohonzon en el hospital, que lo imaginen en sus mentes e invoquen daimoku. Si están postradas en cama, el mero hecho de que ellos piensen en el Gohonzon, constituirá la causa para que la vida de Nam-myoho-renge-kyo emerja de su ser.
Cuando imaginamos una fruta ácida, nuestros labios se contraen. Aún si hemos perdido a nuestros padres, con sólo pensar en ellos podemos revivir los momentos que vivimos juntos. En la vida cotidiana, si practicamos sinceramente el Budismo Verdadero, entonces en el momento crucial podremos visualizar el Gohonzon y la vida de Nam-myoho-renge-kyo comenzará a brotar.
Hace poco fui a Hiroshima, donde conocí a una señora de 37 años que temía la proximidad del invierno porque sus piernas se enfriaban muchísimo cuando el tiempo era frío. Usaba tres pares de medias, botas y hasta una manta eléctrica. Cuando la vi, la alenté para que invocara Nam-myoho-renge-kyo y pensara en enviarlo a la punta de sus pies, tal como si estuviera haciendo una transfusión de Nam-myoho-renge-kyo a su sangre. Se sentó frente al Gohonzon y, con mucho cuidado, tomó la decisión de enviar este Nam-myoho-renge-kyo hasta la punta de los dedos de sus pies: asombrosamente, luego de veinte minutos, sus piernas se calentaron y, a partir de aquel entonces, sólo necesita usar un par de medias durante el invierno. Esto les sonará como un cuento de hadas; no obstante, es la experiencia vivida por ella.
En otra oportunidad visité la isla de Hokkaido, en donde conocí una abuela de ochenta años cuya espalda se encontraba muy encorvada. Debido a la mala condición de su columna vertebral, no podía ver al Gohonzon. Cuando se arrodillaba para orar, sólo alcanzaba a ver sus propias manos. La motivé diciéndole: “Si no puede ver al Gohonzon, haga que el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo emane de adentro suyo. Envíe Nam-myoho-renge-kyo a su columna vertebral con la mayor sinceridad”. Le dije que el dolor de su espalda, con toda seguridad, desaparecería esa misma noche. Se sintió muy alentada y partió hacia su casa. Al otro día, cuando despertó, su espalda estaba recta. El día anterior casi no podía caminar y, al día siguiente, casi podía correr.
Cierta vez conocí a otra anciana que me dijo que, cuando escuchó mi orientación a través del relato de su hijo, invocó daimoku con la actitud correcta y el dolor de su espalda también desapareció. Otra persona que había sido ciega por veintiún años, pudo ver nuevamente después de seguir la orientación.
Nam-myoho-renge-kyo está listo y esperando dentro de nosotros: es igual a una autobomba en el cuartel de bomberos, lista para partir. Pero no tiene ni forma ni color, de modo que es imposible verlo. Y sólo existen ciertas y determinadas razones por las cuales una autobomba se moviliza: este vehículo solamente sale del cuartel si alguien le “dice” dónde debe ir y en qué calle en particular ocurre un incendio. Por ejemplo, una autobomba no se mueve sólo porque hay una disputa familiar suscitándose en algún lugar de la ciudad. Del mismo modo, la única forma en que podemos hacer emerger esta vida de Nam-myoho-renge-kyo es invocando Nam-myoho-renge-kyo.
En pocas palabras, si llamamos a alguien por su nombre, éste responderá. Cuando estamos en problemas, es como si nos ocurriera un incendio; cuando tenemos los ojos enfermos, es como si estuvieran ardiendo. Si padecemos artritis, sentimos como si nuestras piernas y manos estuvieran en el fuego. Las únicas autobombas que pueden extinguir los incendios que ocurren dentro de nuestras vidas son las de Nam-myoho-renge-kyo. Nichiren Daishonin nos alienta a tener una fe pura, como la corriente del agua. A pesar de encontrarse con obstáculos, el agua siempre encuentra la forma de fluir constantemente. De todas maneras, debemos practicar pura y constantemente, igual a una corriente de agua.
El agua también sirve para apagar incendios. Cuanto más fuerte sea nuestra fe, más autobombas aparecerán dentro nuestro. Si tenemos una fe débil, será como si tan sólo una autobomba viniera en nuestra ayuda. También será como si la manguera es demasiado angosta y tomará más tiempo sofocar el fuego. Naturalmente, cuando invocamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon encontramos al Nam-myoho-renge-kyo que surge desde lo más profundo de nuestro ser, derramándose por nuestras entrañas: es tan poderoso como el rugido de un león.
Diversas enfermedades, tales como el cáncer o la diabetes, son equiparables a pollos o conejos que se encuentran dentro nuestro: cuando el león ruge, los pollos y los conejos se asustan de manera tal que no pueden ni moverse siquiera. En otras palabras, cuando invocamos Nam-myoho-renge-kyo, la enfermedad súbitamente deja de avanzar. Cuando se detiene, todo lo que tiene que hacer el león es aproximarse y comérsela. De la misma manera, así de fácil pueden vencer sus enfermedades.
Las personas que sufren problemas económicos deben practicar de manera que puedan fortalecer el imán de su fortuna. Lo importante es saber que, cuando invocamos daimoku, tenemos más poder que el obstáculo.
Un responsable que se encontraba al frente de una reunión de diálogo y que tenía como profesión la de relojero, había venido practicando el budismo por veinticinco años. Les dije a los asistentes que invocando Nam-myoho-renge-kyo podemos convertirnos en imanes y así atraer una infinita buena fortuna hacia nosotros. El responsable, al oír esta afirmación, tomó la determinación de que, a partir de ese día, asumiría la actitud de un miembro nuevo e invocaría diariamente una hora de daimoku. Al día siguiente vendió muchos relojes. A pesar de que sus relojes eran muy costosos y raros, comenzaron a venderse. Entonces me dijo: “He practicado por veinticinco años y no creo que intencionalmente diera orientaciones equivocadas. Ahora, recién después de veinticinco años, he contemplado retrospectivamente la forma en que he venido practicando”. En otras palabras, se dio cuenta de que, a pesar de haber estado practicando durante por tantos años, su entendimiento del verdadero poder de Nam-myoho-renge-kyo había sido limitado y valoró profundamente esta nueva comprensión.
Conocí a una persona de 67 años que no había podido hablar desde que tenía dos años. Después de recibir mis orientaciones y de invocar Nam-myoho-renge-kyo, pudo hablar nuevamente. Todas estas personas habían hecho gongyo de manera constante, pero la razón por la cual no habían podido resolver sus problemas hasta que las orienté, era porque estaban invocando daimoku pensando que la enfermedad no se curaría. Lo importante es invocar Nam-myoho-renge-kyo con la convicción de estar limpiando nuestro fuero interno a medida que lo recitamos. Si tenemos problemas económicos o problemas de relaciones familiares o con nuestros hijos, debemos tomar conciencia de que estos se deben a la tendencia fundamental de nuestra naturaleza que está profundamente relacionada con nuestras calumnias del pasado. Por lo tanto, es importante que nos demos cuenta de que constituye nuestra propia responsabilidad. Y en la medida en que comprendamos que somos totalmente responsables por haber cometido estas calumnias, podremos sentarnos frente al Gohonzon e invocar daimoku de arrepentimiento desde lo más profundo de nuestros corazones.
Considero igualmente importante que nosotros, como miembros que hemos practicado el budismo, tomemos la responsabilidad de todas las causas cometidas, y no solamente las nuestras, sino también aquéllas de nuestros ancestros, por más que ellos ignoraran las calumnias que cometieron. De esta manera, podemos invocar por ellos para que también puedan transformar su karma. Además, podemos invocar daimoku con la actitud de que a través de nuestras oraciones al Gohonzon, sea por una nueva casa, sea por nuestro trabajo o por nuestra salud, podamos contribuir a la causa del kosen-rufu. Determinen frente al Gohonzon: “Por el kosen-rufu, voy a resolver estas dificultades”. Así, los dioses budistas nos protegerán, basados en nuestra oración por el kosen-rufu. Si no pensamos en el kosen-rufu y solamente invocamos Nam-myoho-renge-kyo, nuestros beneficios serán pocos. Los beneficios que derivan de nuestras oraciones basadas en el kosen-rufu, son tan dinámicos como si voláramos en un avión, mientras que invocando únicamente por nuestro propio bien, es tan lento como si camináramos en función de recibir beneficios.
Es también muy importante practicar sin sentir resentimiento hacia otras personas. Además, no debemos menospreciar a los demás ni utilizar ningún medio autoritario para degradar a ninguna persona.
Debido a que esperamos que los beneficios provengan del Gohonzon, recibimos muy poco o casi nada. El sincero deseo del Gohonzon no es ni más ni menos que aquél que hacemos surgir a través del Nam-myoho-renge-kyo desde lo más profundo de nuestro ser. Si pueden invocar Nam-myoho-renge-kyo y hacer que fluya dentro de ustedes impregnando todo su cuerpo, entonces podrán comprender cuan poderoso es el daimoku.
Si realmente pueden comprender lo que les he dicho, sentirán una alegría tan grande que les ayudará a invocar daimoku con agradecimiento. Cuando invocamos, todo nuestro cuerpo se convierte en el equivalente de Nam-myoho-renge-kyo: podemos afirmar que el Gohonzon entronizado en nuestro altar es el padre y el Nam-myoho-renge-kyo que emerge desde adentro nuestro es el hijo.
Espero que todos ustedes logren gran confianza y alegría de modo tal que puedan guiar y ayudar a los miembros dentro de nuestra organización. n


[1] Significa que existe un ciento por ciento de Nam-myoho-renge-kyo activado. Entonces, también debe existir un cero por ciento de Nam-myoho-renge-kyo activado, y también debe existir un menos diez por ciento de Nam-myoho-renge-kyo activado. Es muy importante que, a través de esta orientación, encontremos la diferencia entre estos distintos porcentajes. Es decir, al estudiar esta orientación, la “pregunta del millón” es: «¿Cómo hacer que emerja y se manifieste en nuestra vida el cien por cien del poder de Nam-myoho-rengue-kyo?». La respuesta, por cierto, yace en estas líneas. Por favor, estudiémoslas con verdadero espíritu de búsqueda.

[2] El Nam-myoho-renge-kyo que emerge desde lo más profundo de nuestro ser también es Nam-myoho-renge-kyo sin principio ni fin.

[3] Ya son, con éste, tres los beneficios.

Desafiar nuestra debilidad es la llave para creer en nosotros mismos

Por Linda C. Johnson, SGI – USA Vice General Director, Los Ángeles (publicado en “Living Buddhism”, Enero 2003)
Traducido gentilmente por: Elizabeth Ryske (SGI Argentina)

“Tuve que preguntarme a mí misma si verdaderamente creía en el poder de mi oración para romper con mis propios miedos e inseguridades”.

Deseo quererme a mí misma incondicionalmente. Deseo abrazar cada parte de mí. Deseo creer sin reservas que mi vida es Nam-Myoho-Renge-Kyo en sí misma. Mi desafío es creer esto frente a las realidades de mi vida diaria. Es un esfuerzo, creo, que todos enfrentamos cada día.

Cuando me disponía a escribir este artículo, emergieron mis más profundos miedos e inseguridades. “¿Qué podría decir que pueda inspirar a alguien?”. Estos sentimientos se fueron apoderando de mí, y en consecuencia no pude escribir ni una palabra. Volví a orar, para ser capaz de escribir un artículo que pudiera dar coraje a otros y ayudarlos a romper con los puntos muertos en sus vidas. Pero mis dudas persistían. Batallé contra ellas continuamente, durante todo el día, y cada vez surgían apenas me sentaba a cantar daimoku frente al Gohonzon. A pesar de lo que estaba sintiendo, puse toda mi vida en alentar a otros durante las reuniones y las sesiones de orientación. Les dije que, con fe, ellos tenían el poder de lograr cualquier cosa. Mientras tanto, yo permanecía estancada. Como una respuesta a mi ferviente oración, comprobé que nunca hubiera sido capaz de escribir nada mientras me permitiera sostener la duda sobre mi habilidad para escribir un artículo alentador. Me remití a “Respuesta a Kyo´o”, uno de mis escritos favoritos de Nichiren Daishonin, en el cual nos dice : “Crea en este mandala con todo su corazón. Nam-Myoho-Renge-Kyo es como el rugido de un león. Entonces, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo?” (The Writings of Nichiren Daishonin, pág . 412).

Tuve que preguntarme a mí misma si verdaderamente creía en el poder de mi oración para romper con mis propios miedos e inseguridades. Oré sinceramente para confiar en lo que Nichiren Daishonin me estaba diciendo. También oré para tener una confianza inamovible de que basándome en la fe podría superar mis dudas y escribir un artículo inspirador. Mis temores, como siempre, no desaparecieron instantáneamente. Hubo momentos mientras invocaba en los cuales sentí que cada célula de mi cuerpo deseaba huir. La televisión me llamaba, sonaba el teléfono, tenía cosas que hacer. Volví a “Respuesta a Kyo´o”: “Una espada es inútil en manos de un cobarde. La poderosa espada del Sutra del Loto debe ser empuñada por un valiente en la fe. Éste será fuerte como un demonio armado con una barra de hierro. Yo, Nichiren, inscribí mi vida en tinta sumi, así que crea en el Gohonzon con todo su corazón”.(WND, pág. 412).

Ésta era mi respuesta. Debía reunir el coraje para enfrentar mi temor. No importa cuán penosa fuera mi situación actual, no debería retroceder. Durante días continué desafiando mi inseguridad a través de la oración mientras me iba sumergiendo en actividades para ayudar a los demás a superar sus problemas. Entonces, el día anterior al estipulado para la entrega del artículo, tuve mi revelación. Comprendí finalmente por qué había estado atravesando esta agonía. La cuestión en sí no era el artículo. Necesitaba enfrentarme con mi propia duda y la carencia de creer en el poder inherente en mí para desafiar y vencer mis temores e inseguridades.

Así sea que estemos escribiendo un artículo, enfrentando una enfermedad, estando al final de un trabajo o buscando una pareja, el proceso es el mismo. Debemos transformar nuestras debilidades en fortaleza. Debemos enfrentar nuestros sufrimientos y triunfar sobre ellos. Esta experiencia se convirtió para mí en el catalizador respecto a cómo explicar que a través de la fe uno puede transformar los desafíos de las situaciones de la vida diaria en oportunidades para el crecimiento. Esto, yo creo, es la esencia del concepto de la unidad del bien y el mal.

El Budismo de Nichiren dice claramente que cada cosa y cada persona tienen simultáneamente un lado bueno y un aspecto demoníaco. Sé que algunas personas tienen inmediatamente una negación ante la palabra demonio. Que es también sinónimo de las palabras egoísmo y egocentrismo. La vida es una constante batalla entre estas dos fuerzas opuestas del bien y el mal. En otras palabras, cuando manifestamos nuestra Budeidad, esto no significa que nuestro lado egocéntrico desaparece. Al contrario, nuestra habilidad para descubrir más de nuestro potencial está directamente relacionada con nuestra habilidad para crear valor utilizando ese mismo lado egocéntrico antes que permitir que éste nos afecte negativamente. En otras palabras, el impacto que el egocentrismo, ya sea el propio o el de los demás, tenga sobre nosotros, está basado en nuestra respuesta al mismo.

En “Webster´s New World Dictionary” una de las definiciones de responder es “tener una reacción positiva o favorable”. Esta definición concuerda con el Budismo de la Verdadera Causa. No podemos cambiar el pasado. En este momento, como siempre, con nuestros pensamientos, palabras y acciones, estamos creando nuestro futuro. En este momento, a través de nuestros actos, tenemos la oportunidad de cambiar cualquier cosa. ¿No es éste el significado de la Verdadera Causa? Producimos cambios según cómo respondemos a nuestras circunstancias. Por ejemplo, en vez de tener una respuesta automáticamente negativa ante una difícil situación, debemos, como dice la definición “tener una reacción positiva o favorable” para así crear aquello que estamos buscando.

Muchos de nosotros pensamos que si no hacemos nada, el problema desaparecerá por sí solo. No es el caso. Aún si pareciera alejarse por un tiempo, regresará más grande y más fuerte.
El Presidente Ikeda explica que: “La fortaleza de nuestra fe transforma el sufrimiento en alegría, como un viento de cola que impulsa nuestro más amplio avance. Esto es lo que enseña el capítulo ´Devadatta´. Nichiren Daishonin dice: ´Devadatta era el mejor amigo de El Que Así Llega Shakyamuni. En esta época, los más poderosos enemigos, más que los aliados, son los que nos ayudan a progresar´ (WND, pág. 770).”

Para obtener la Budeidad, debemos conquistar a nuestro propio demonio interior. Los medios para hacerlo son luchar y derrotar al demonio externo.
Esto nos permite pulir y purificar nuestras vidas y alcanzar la Budeidad. Porque nos esforzamos por contrarrestar el demonio fundamental, obtenemos el bien fundamental. (“La Sabiduría del Sutra del Loto”, vol. III, pág. 84).
En otras palabras, la unidad del bien y el mal significa que donde el demonio existe, hay un potencial para el bien, y donde el bien existe, hay un potencial para el demonio. Que el mal se transforme en bien es totalmente dependiente de nuestra reacción ante ello. ¿Usamos nuestras circunstancias como una justificación para nuestras fallas, o usamos nuestras circunstancias como una oportunidad para desarrollar nuestra fortaleza? Así es que desafiamos al aspecto demoníaco con el espíritu de crear valor a través de ello, y la función demoníaca entonces nos impulsa hacia delante. Se convierte en catalizador de nuestro crecimiento. “Si las funciones demoníacas nos revelan el bien, entonces el demonio se transforma en algo bueno. Esto es verdaderamente la unidad del bien y el mal. Pero si permitimos simplemente que el demonio siga su curso, entonces no se convertirá en bien. Solamente cuando es desafiado y conquistado se convierte en la entidad de la unidad del bien y el mal” (“La Sabiduría del Sutra del Loto”, vol. III, pág. 83).

En nuestras vidas individuales, este principio se aplica incluso a la situación que enfrentamos con la Nichiren Shoshu. Vivimos un tiempo histórico, en el cual tenemos la oportunidad de probar la corrección del Budismo de Nichiren a través de nuestra respuesta. Nikken está cambiando las enseñanzas de Nichiren proclamando, por ejemplo, que la gente sólo puede alcanzar la iluminación a través de él. ¿Vamos a permitir que Nikken cambie las enseñanzas? ¿O vamos a asegurar, a través de nuestros esfuerzos, que cada uno tenga la posibilidad de practicar el Budismo correctamente, como enseñó Nichiren?¿Vamos a probar que Nikken está equivocado, mostrando el innegable crecimiento de las vidas de los miembros de la SGI a través del mundo?

Felicidad, desde la perspectiva del Budismo de Nichiren, no es un estado de vida en el cual no hay problemas. Por el contrario, encontramos la felicidad en desafiar y vencer nuestros problemas. Creo que la felicidad que buscamos es el sentimiento que aparece cuando cruzamos la línea de llegada, aunque nuestro corazón esté latiendo desaforadamente, nuestros pies lastimados y los pulmones sientan que están a punto de explotar. Ese sentimiento de triunfo contra toda desigualdad es un estado de alegría que nadie puede darnos, no importa lo mucho que nos amen. Es un estado al que sólo podemos acceder a través de nuestro propio esfuerzo.
Este estado de felicidad es también alcanzado a través de nuestros esfuerzos por ayudar a los demás. Continuamente encuentro que en cualquier parte, cuando doy lo mejor de mí para alentar a otra persona en la fe, no importa cómo yo misma me sienta, mi estado de vida se transforma positivamente. Dar a los demás expande nuestras vidas en maravillosos y a veces inimaginables caminos.

Debemos, entonces, perfeccionar nuestra práctica para nosotros y para los demás. Ambos aspectos son partes esenciales de nuestra práctica. No sólo debemos desafiar nuestras propias debilidades, debemos usar nuestras vidas para ayudar a otros a vencer. Por ejemplo: ¿tomamos la responsabilidad de ayudar a nuestros amigos en la fe a lograr una victoria? ¿oramos para que esto ocurra? El máximo crecimiento requiere que perfeccionemos ambos aspectos de nuestra práctica.
Al respecto, debo mencionar que últimamente he encontrado varios miembros que están estancados en lo que yo llamo una práctica de mantenimiento. Están cómodos, aún si esto significa que prácticamente les da lo mismo estar cómodos o incómodos. Ellos perdieron su espíritu de búsqueda, la voluntad de enfrentar nuevos retos. No tienen objetivos personales. Esta es una peligrosa condición porque, según mi propia experiencia, nos priva de la pasión y el entusiasmo por la vida. Al comienzo no nos damos cuenta de lo que está sucediendo, y para el momento en que tomamos conciencia de que nuestras vidas están perdiéndose de algo, nuestra apatía está tan desarrollada que parece casi imposible el cambio.

No hay neutralidad en la vida. En cada momento estamos avanzando o retrocediendo. Necesitamos metas, objetivos. Ellos son lo que nos mantiene vivos y profundizan nuestra comprensión de este Budismo. Después de todo, ¿cómo podemos ver el cambio si no tenemos un referente para medir el crecimiento? Desafiarnos y concretar los objetivos son los medios a través de los cuales nos probamos ante nosotros mismos y ante los demás el poder de la Ley Mística.

Creo que el desafío ante cada ser humano es la habilidad de demostrar amor verdaderamente, y creer en uno mismo. Lo que aprendí al enfrentar mis inseguridades y temores durante el proceso de escribir este artículo, es que no necesito quitarme de encima mi debilidad. En cambio, debo entrenarme para aprender a usarla como motivación para crear un cambio positivo en mi vida. El poder para hacerlo posible es una oración sincera basada en una poderosa determinación. La oración hace que consideremos posible algo que normalmente parecía imposible.

Estoy segura de que conocen la canción “Wind Beneath My Wings” (“El viento en mis alas”). La negatividad y los obstáculos pueden ser el viento en nuestras alas que nos impulsa a elevarnos cada vez más alto. Ver a los desafíos de esta manera, puede hacer que repensemos nuestro modo de vivir. Estoy convencida, como siempre, que vivir de esta forma es la llave para experimentar una existencia plena y llena de alegría; una existencia en la cual lleguemos a conocer y creer que Nam-Myoho-Renge-Kyo es la vida misma.

El éxito es triunfar sobre los desafíos. Debemos desafiarnos a nosotros mismos a hacer cada cosa que pensemos que no podemos hacer. Solamente entonces estaremos en camino de entender que no hay nada a lo que debamos temer, porque con la Ley Mística como base podemos transformar toda debilidad en fortaleza. Siendo así, pienso que tanto ustedes como yo estamos en el camino correcto.

Bunkyo Una Arena para mis luchas de Juventud

Tomado del “Art of Living”, octubre de 2003, pp. 25-30.
Traducción libre por Mildred Regalado Ortiz.
Caracas, julio 17 de 2004.

El Encargado de la División de Señores de la SGI-UK, Sr. Robert Harrap, hace un análisis sobre el ensayo “Bunkyo –Una Arena para mis Luchas de Juventud”, del Presidente de la SGI, Sr. Ikeda.

En abril de 1953, una de las más antiguas campañas para expandir la membresía de la Soka Gakkai, se realizó en el Cabildo Bunkyo, que forma parte de la región de Tokio, en Japón. El Segundo Presidente de la Soka Gakkai, Sr. Toda, envió al joven Daisaku Ikeda a conducir el desarrollo del Cabildo.
Bunkyo es una región de Tokio que tiene especial significado para los tres Presidentes de la Soka Gakkai. En su serie de ensayos, “Pensamientos sobre la Nueva Revolución Humana”, escritos por la pluma de Ho Goku, el Presidente Ikeda recuerda sus experiencias.
A pesar de que este ensayo se refiere al área de Bunkyo y su relevancia en el desarrollo del kosen-rufu, todos tenemos nuestra propia área geográfica – nuestro propio “Bunkyo”, que deseamos ver desarrollado. A través del estudio de este ensayo, veremos cómo podemos nosotros también transformar nuestra área geográfica asignada, y establecer una firme base para que el Budismo de Nichiren Daishonin se esparza dentro de todos los ámbitos de la sociedad.
Los ensayos hacen hincapié en la importancia de los tres aspectos de nuestra práctica del Budismo de Nichiren Daishonin y de nuestro propia revolución humana:

1.- Daimoku – el poder de entonar Nam Miojo Rengue Kio como fundamento para la unidad.
2.- Unidad – el Budismo enseña el principio de “muchos cuerpos, una sola mente” (en japonés itai doshin). Esta se logra rompiendo la concha del pequeño ego.
3.- Auto confianza – confianza en que el poder del Estado de Buda está en cada uno de nosotros, y el efecto de tener confianza en los Boditsatvas de la Tierra y así utilizar su potencial.

El presidente Ikeda comienza su ensayo con una acotación de la autora norteamericana Pearl Buck (1892-1973), ganadora del Premio Nóbel:

“...El secreto de la vida y de su contenido es comenzar cada nuevo día con coraje y con la creencia de que este puede ser el mejor de todos, cualquiera sea el cambio que nos traiga...” (Pearl Buck, American Argument, p. 198).

El secreto de la vida, comenzar cada día de nuevo, es un gran ideal: cómo podemos lograrlo? Como seguidores de Nichiren Daishonin hemos dicho que podemos alcanzar una fortaleza asombrosa, poder y un jubiloso estado de vida mediante las tres prácticas de fe, práctica y estudio. No es fácil comenzar cada día con este espíritu, pero a través de esos tres elementos de fe, práctica diaria y estudio, podemos decir que somos capaces de hacerlo. Cómo podemos obtener lo mejor de esto?
Para mí, fe es creer de corazón de que tengo este maravilloso e ilimitado reservorio del potencial latente llamado Budeidad dentro de mí. Este es un estado de vida caracterizado por un abundante valor, compasión ilimitada y una sabiduría amplia y rica que podemos explotar dentro y hacia afuera cada vez más y más. Los dos elementos de práctica y estudio son los que nos permiten alcanzar esto.
La práctica es por tanto para nosotros como para los demás. Practicamos para “nosotros” para conectarnos con el Gojonzon de manera que podamos experimentar el Estado de Buda y transformar nuestros sufrimientos y deseos en Iluminación, “...como un claro y frío estanque puede satisfacer a aquellos que están sedientos...”, (LS, 286). Diariamente, mientras recitamos porciones del Sutra del Loto (Gonguio) y entonamos daimoku, es como si estuviésemos participando en la Ceremonia del Aire, ya que dejamos por un momento la realidad de nuestras circunstancias y situaciones cotidianas, regresando entonces a la realidad de nuestras vidas diarias con una nueva perspectiva, la del Buda. De esta manera somos entonces capaces de identificar, mediante nuestra sabiduría , los cambios que necesitamos hacer, tener el valor de tomar la acción para realizarlos, y la compasión de estar seguros de que cualquier que este sea va a proporcionarnos creación de valores.
Practicar para otros, naturalmente significa tomar acción por el bien de la felicidad de los demás, lo que se logra por medio de una compasiva acción general, o específicamente, como Bodisatvas de la Tierra, cuando respondemos a la naturaleza del Buda en otros y encontramos modos de alentar a la gente para que traten de entonar Nam Miojo Rengue Kio para sí mismos. El estudio no es simplemente un mero ejercicio intelectual. Es una forma de obtener coraje de Nichiren Daishonin y del Presidente Ikeda, que hará que nuestra fe sea inquebrantable frente a las dificultades. Estos son los tres caminos de fe, práctica y estudio que todos necesitamos. No existe ninguna cuarta vía secreta que sólo conoce el Presidente Ikeda. Estas tres son el “secreto de la vida” al que se refiere Pearl Buck, y que pueden hacer que cada día sea el mejor de todos para cada uno de nosotros.
Esta es la práctica que cada uno de los tres Presidentes. Al inicio de este ensayo, el Presidente Ikeda recuerda la situación del Presidente Toda al ser liberado de la prisión:

“...Era el 6 de julio de 1945. La subida de la accidentada calle en la que ahora se encuentra Nishikata, en el Distrito Bunkyo en Tokio, era aterradora y extenuante para nuestro mentor Josei Toda. Sólo habían pasado tres días de su salida de la prisión.
En su camino, el Señor Toda tenía que consultar con un amigo que vivía en Bunkyo, acerca de la restauración de sus asuntos – el primer paso para construir una nueva sede para la Soka Gakkai, ya que la anterior había sido casi completamente destruida por las policías represivas del gobierno militarista japonés durante la guerra.
Sus dos años en prisión habían deteriorado seriamente su salud y minado sus fuerzas, al punto de que había disminuido de tamaño y estaba sumamente delgado. Pero sus ojos estaban fijos firmemente en el futuro y tenía una férrea determinación.
Parecería gracioso el decir que Bunkyo era el lugar elegido por el Sr. Toda para lanzar su gran y eterna batalla por el kosen-rufu...”

Al finalizar la guerra, el Sr. Toda aparentemente no tenía nada, estaba en pánico y exhausto. Pero inmediatamente emprendió la continuidad de sus asuntos debido a la experiencia pasada en prisión. Había sido encarcelado por el delito de lesa majestad, por oponerse al gobierno militar japonés durante la guerra, y mientras estuvo preso había experimentado una profunda comprensión. Mediante su oración, se dio cuenta que “el Buda es la vida en sí misma”, una realización que era para “revivir la esencia del Budismo para la época presente”. Fue cuando su vida se fusionó con la Ley Mística, y entendió que su propia vida era la del Buda y que su misión era propagar el Budismo de Nichiren Daishonin en la sociedad japonesa y a lo largo y ancho el mundo en el Siglo XX. Sus ojos estaban fijos en el futuro y ardía con una intensa determinación pese a lo terrible de su situación. La guerra todavía lo rondaba, estaba debilitado por su estancia en prisión, estaba enfermo y lo había perdido todo, su vivienda, su salud y su mentor. Sin embargo estaba determinado, debido a su experiencia espiritual, a resucitar a la Soka Gakkai. Sabia que para lograrlo, sus negocios debían prosperar nuevamente, no sólo para proporcionarle apoyo financiero, sino también para mostrar prueba actual de lo que se había propuesto. Estaba determinado a demostrar el poder del Buda en la vida cotidiana.

“...Realmente, tanto Josei Toda como Tsunesaburo Makiguchi, el fundador de la Soka Gakkai, tuvieron una conexión con el Cabildo Bunkyo.
El Sr. Mukiguchi visitaba regularmente el hogar del famoso educador y escritor Nitobe Inazo (1862-1933), en Koninata, Cabildo de Bunkyo para asistir a reuniones del Kyodo-kai, un grupo de estudio e investigación acerca de la cultura folklórica y regional de Japón.
Además, hacen exactamente cien años, (en 1930), cuando el Sr. Makiguchi, en su reconocido trabajo La Geografía de la Vida Humana, a la edad de 32 años, residía en el área Komagome en Bunkyo. Este volumen épico fue completado luego de muchos cambios indescriptibles y privaciones, mientras vivía con su familia en las estrechas habitaciones rentadas de una casa de vecindad.
Por tanto, Bunkyo reclamaba sus profundos vínculos con nuestros primer y segundo presidentes...”

De modo que ambos Presidentes de la Soka Gakkai tenían una profunda conexión con el área, y por ello el Presidente Toda envió allí al Presidente Ikeda, para ayudar a apoyar a la encargada del Cabildo. El Presidente Ikeda era un hombre muy joven, de 25 años, el Cabildo estaba confrontando dificultades, estaba estancado y tenía ausencia de alegría.

“...Hace cincuenta años , en abril de 1953, que fui designado como Encargado del Cabildo Bunkyo y me propuse a mi mismo crear allí un ambiente nuevo y fresco para el kosen-rufu.
Bunkyo era uno de los doce Cabildos iniciales de la Soka Gakkai, pero al mismo tiempo, su crecimiento había comenzado a estancarse y existía una tangible falta de alegría y de entusiasmo en la fe de los miembros. La Encargada del Cabildo, Tsugiko Tanaka, estaba extremadamente desconcertada y llorando le explicó al Sr. Toda la desastrosa situación de Bunkyo.
Él siempre estaba dispuesto a tomar acción rápidamente, “...Enviaré a mi mano derecha...”, dijo, e inmediatamente me designó como Encargado del Cabildo.
Nadie debe fallar al quedarse en el camino en el largo viaje en pro del kosen-rufu, . Debemos alcanzar juntos la cima de la victoria.
También por esta razón es crucial que animemos a aquellos que están enfrentando las más espantosas batallas, aquellos que se encuentran en una región donde la situación está cambiando constantemente...”


El Sr. Toda envió a “su mano derecha”. Sólo tenía veinticinco años de edad, con solamente unos pocos años de práctica; aún así, el Sr. Toda confió en él para transformar el Cabildo.

“...En una inolvidable noche de abril de 1953, crucé por la Avenida Shinobazu, hacia una calle lateral y, sorprendido con aquellas calles tan angostas, hice una visita al muy anciano Sr. Tanaka, cuya vivienda era casi un rancho. Recuerdo con nostalgia cuán duro fue esto para mí.
Mi “Revolución Bunkyo” comenzó en el momento en que entré al salón donde los encargados del Cabildo se habían reunido. Cuando los conduje a entonar los tres daimoku, las voces de los miembros no iban al unísono. Este era un signo de que tampoco estaban unidos en su lucha por el kosen-rufu. Repetí y repetí las tres entonaciones de daimoku hasta que fueron capaces de hacerlo en armonía.
Era inminentemente claro que el problema era que no estaban unidos, como lo indicaba la falta de unidad en su oración. Cuando oramos juntos es importante esforzarnos por estar en unidad. Entonar Nam Miojo Rengue Kio es el “arma” más importante del espíritu de los campeones. No sólo es crucial el asistir a cursos, dialogar, tener paciencia, visión y determinación; lo más importante de todo son las bases.
En mi experiencia, existen tres tipos de daimoku: primero, el daimoku que no es entonado por la mayoría del mundo, especialmente por aquellos que son Budistas. Es el daimoku que se intenta entonar pero no se hace porque las personas se distraen en otra cosa, por los demás, por una taza de café, por la negatividad – simplemente están intentando no orar!
Segundo, hay un daimoku que entonamos con nuestras bocas, pero no con nuestros corazones, con nuestras vidas o con nuestras mentes, las cuales casi siempre están en algún otro lugar. Es grandioso estar orando, pero no nos estamos entregando completamente si nuestras mentes están en otra parte.
El tercer tipo de daimoku es el mejor de todos. Se entona con la boca, pero combinado con una profunda oración – enfocándonos a escuchar el sonido de Nam Miojo Rengue Kio o concentrarnos directamente hacia la solución de un problema. Hay dos alternativas: una, orar para resolver nuestros problemas personales, preocupaciones y circunstancias; y segunda, lo que yo denomino “daimoku del cielo azul”. Este es un daimoku entonado con una gran visión y determinación, por la paz, por el kosen-rufu, por la creación de valores, por la unidad, por un verdadero cambio en el mundo. En otras palabras, es cuando cantamos para orar a la naturaleza del Buda en nosotros mismos y en cada ser en el planeta. Esto es orar con el espíritu de “...simplemente desear ver al Buda, sin importar que esto sea a costa de nuestras vidas...” (WND, 389). Después de todo, Nichiren Daishonin dice de esta frase, “...Como resultado del pasaje, he revelado el Estado de Buda en mi propia vida...” (ibid.)...” A continuación, el Presidente Ikeda habló acerca de la unidad.

“...La verdadera unidad no se logra con el auto sacrificio que exige que suprimamos y matemos nuestra propia individualidad; más bien se alcanza mediante la expansión de nuestro propio estado de vida, rompiendo la delgada costra de nuestro pequeño ego. Esta es una lucha en la cual nos une un propósito hacia una meta común, , mientras cada uno de nosotros se esfuerza en dar lo mejor de nuestro talento y habilidades, individuales y únicos. Es por esto que la fe basada en el principio de “muchos cuerpos, en una sola mente” (WND, 618), nos conduce al desarrollo, a la victoria y a la felicidad...”

La SGI no se maneja conforme a algunas reglas de conducta o de funcionamiento preconcebidas. Se trata de hecho, de mantener nuestra individualidad y “abrir la flor de la creación de valores”. La verdadera batalla para establecer la unidad es la de romper la costra de nuestros pequeños egos que toman nuestro lugar y nuestros deseos como centro del Universo, y en la medida en que expandimos nuestro estado de vida interior – nuestro Estado de Buda – que desea que todas las personas sean felices y emerja nuestra grandeza interior, de manera NATURAL!
Entonces, es en la unidad sobre lo que debemos trabajar hacia un objetivo común: compartiremos esta meta ya que todos queremos vivir en un mundo donde todas las personas tengan la oportunidad de expresar su propia individualidad, donde las personas sean cultivadas, respetadas, valoradas y amadas; donde todos los niveles de la sociedad, desde las máximas autoridades del gobierno, el legislativo, la ley, el comercio y los servicios públicos, estén al servicio directo de las familias e individualmente de cada persona, y estén basados en el respeto.
En la medida en que oremos en este sentido, revelaremos nuestra talento único e individual que utilizaremos para el kosen-rufu. Cada uno de nosotros es único, y cada uno de nuestros talentos están iluminados por Nam Miojo Rengue Kio, luego somos capaces de alcanzar nuestro máximo potencial.
En Budismo de Nichiren Daishonin puede proporcionarnos de la capacidad de explotar nuestro ilimitado potencial bajo cualquier circunstancia. El resultado es el desarrollo de nuestra felicidad. Por tanto, la unidad comienza cuando cada uno de nosotros decidimos dedicar nuestras vidas al kosen-rufu. Esto no se logra esperando que los demás se unan – comienza cuando decidimos establecerlo como base de nuestras acciones, rompiendo nuestro pequeño ego.
Mediante su determinación, el Presidente Ikeda tenía una clara visión de los miembros de Bunkyo:

“... Más que nada, deseábamos que nuestros miembros de Bunkyo tuvieran auto confianza. Recuerdo que estábamos comprometidos en realizar el kosen-rufu, por encima de los más poderosos líderes políticos, los más ricos magnates. No podía haber una fuente de orgullo o de gloria mayor que esta.
Justamente debido a que los miembros de Bunkyo fueron capaces de introducir al Budismo a tantas personas como desearon, no había motivo para que estuvieran desesperados o deprimidos. Todos ellos eran Boditsavas de la Tierra. Eran dignos campeones del kosen-rufu que se habían unido aquí con una misión procedente desde el infinito pasado.
Levántense mis amigos!, luchemos sin arrepentimientos!
En nuestra primera reunión, sugerí un objetivo sin precedentes. “...Podemos logarlo. Ustedes todavía no han dado su máximo esfuerzo. A su lado tienen al Gojonzon. Unidos en nuestra lucha bajo el liderazgo del Presidente Toda, no hay nada que no podamos cumplir!...”
No era que los miembros eran incapaces, el problema era la negatividad y el temor de utilizar la capacidad que poseían .
Por ejemplo, el cerebro humano, sólo en la corteza cerebral, se dice que tiene alrededor de cuarenta billones de células nerviosas o neuronas. Este potencial es ilimitado, pero normalmente sólo empleamos una ínfima porción de este – algunos científicos sugieren que es menor al 10%.
La vida es un tesoro sin explotar. Si cada miembro despierta verdaderamente a su misión y se empeña en lograrla, lo invadirá un sentimiento de gratitud y alegría a lo largo de su vida, con un incansable espíritu de lucha.
Mi papel es el de ofrecer un sincero ánimo e inspiración para nuestros miembros de Bunkyo..”

Él quería que ellos tuvieran auto confianza y orgullo en el intento de crear un mundo basado en el Estado de Buda. El dinero y la política no pueden lograr esto, ya que sólo procede del corazón. Las cosas no estaban resultando como querían los miembros, y el Presidente Ikeda identificó el problema, al no usar su completo potencial. Explicó la increíble capacidad del cerebro y de la vida misma, inherente a la palabra “mio”. Mio significa abrir, revivir y estar perfectamente dotado. Nuestras vidas contienen un potencial ilimitado si cambiamos para utilizarlo. Para hacerlo, necesitamos conocer nuestra misión en la vida, levantarnos y decidir que nos dedicaremos a nuestra misión, sentir gratitud y alegría por tener la gran oportunidad de participar en esta batalla, y desarrollar un espíritu de lucha para continuar, a pesar de los cambios y privaciones que tengamos que enfrentar. Es levantarse con la actitud de que “lo haré, incluso si soy el único en intentarlo”.
El Presidente Ikeda orientó a los miembros de Cabildo de la siguiente manera:

“... He recorrido cada área del Cabildo Bunkyo. Quiero hacer todo lo que pueda para apoyar a mis compañeros miembros de aquí, con quienes tengo profundos vínculos. Cada uno es una persona invaluable para el kosen-rufu, y tiene una profunda misión. Quiero que cada uno de ellos sin excepción, se levante como un gran campeón del kosen-rufu.
A veces pondré mis manos sobre los hombros de un hombre joven con la intención de sacudir su verdadero ser: “Trabajemos juntos! Ganemos en la vida y levantemos un aplauso con nuestro éxito”. Y otras veces le digo a una mujer de la División de Señoras: “Por favor, conviértase en victoriosa por el bienestar de su familia y para que los ayude a llevar una vida feliz...” ...”.

En noviembre de 2002 pude asistir a un curso de entrenamiento en Japón, y me sentí realmente conmovido por el espíritu que tenían los miembros. En un concierto en la Universidad Soka, la música parecía imbuida con gratitud por el apoyo del Presidente Ikeda, y comprendí que esta exclusiva motivación es animarnos a todos a levantarnos y realizar nuestro potencial. Resolví en ese momento que yo también me levantaría, como su discípulo, y cumpliré mi misión con él. Existen muchas cosas escondidas dentro de cada una de nuestras vidas, cuando las vamos a sacar? Por qué no en este momento?.

El Presidente Ikeda continúa:

“...El Cabildo Bunkyo ha renacido como una hermosa familia y como una alianza por la verdad y la justicia, y van a establecer un record entre nuestros Cabildos al introducir la mayoría de los nuevos miembros – un logro dorado en la historia de la Soka Gakkai que brilla aún más en el presente.
Una vida dedicada al kosen-rufu es realmente una vida magnífica, un drama de incomparable placer y satisfacción!
Mis amados miembros de Bunkyo, el segundo capítulo de su revolución es comenzar ahora con inmenso vigor. Levántense cono grandes filósofos! Tomen acción y actúen como destacados pensadores!
Es crucial que ninguno de ustedes se de por vencido. Más que perseguir una vida de placeres inútiles, triunfen como grandes campeones espirituales, que ganan los más grandes honores de la vida!...”


El Cabildo Bunkyo cambió mediante el daimoku, la unidad, la visión y el estímulo. Esto es algo que cada uno de nosotros puede hacer.

“...Ciudadanos anónimos ayudando a los demás – nada es más maravilloso que esto.
Muchas personas han sucumbido ante la apatía y la desesperanza en estos tiempos oscuros en que vivimos. Cuán admirables ver a aquellos héroes anónimos inmersos dentro de la sociedad, luchando por cambiar los corazones de las personas en la dirección de la felicidad y alegría – mucho más admirable que las esporádicas pero esencialmente vacías exhibiciones de muchas celebridades.
La victoria o la derrota en la vida se determina en el momento final. En el capítulo final de la vida, el veredicto es estrictamente discutido. Las personas de fe, quienes han mantenido un orgullo inquebrantable en sus profundas misiones, están seguros de completar sus vidas con un brillante triunfo.
Mis amigos, nunca crezcan con cobardía y busquen escapar a la realidad, porque todo lo que permanecerá es un eterno remordimiento. Por favor, exhiban el esplendor de sus vidas, que brille la luz de sus luchas vivenciales entre las embravecidas olas de la sociedad.
Mis amigos, no sean víctimas del temor y se conviertan en prisioneros de la desgracia. Sean felices! Sean victoriosos! Sean héroes anónimos que lo iluminan todo a su alrededor con la luz de la alegría!
Incluso cuando cae un nuevo día, la sociedad, con sus discordantes realidades permanece en la oscuridad. La vida se trata de triunfar desde esa sombría perspectiva y despiadada penumbra.
No importa cuán profundo pueda parecer a veces su karma, use el poder de la fe profunda para ganarle a sus debilidades, y extraiga su coraje. Es vital que gane, que luche con valentía para superar todos los obstáculos, abrigando una esperanza brillante en su corazón.
Deje de lado las críticas infundadas. Ignore los rumores celosos y muévase. Este es el sendero de un verdadero campeón...”

Todos podemos utilizar el ejemplo de la transformación del Cabildo Bunkyo para desarrollar nuestras organizaciones locales. Existen lecciones eternas que deben ser aprendidas, que son aplicables en todos los países del mundo. Demos dar lo mejor de nosotros mismos para aplicar esos principios en nuestro “Bunkyo” local.