11.1.05

No existe nada que supere el poder del Daimoku

Tomado del Brasil Seikyo 24/04/2004
Ricardo Nobuaki Imai, Vice-coordenador de la DMJ-BSGI

Traducido por: Luis Del Alcázar La Rosa-DC-SGIV

Esta serie de artículos del Departamento de Estudio de Budismo de la BSGI, tiene por objetivo proporcionar apoyo a los Distritos y a sus miembros por medio de reflexiones y experiencias personales de los líderes de la BSGI. Los artículos semanalaes también podrán ser utilizados como complemento del “Gosho del mes, publicado en nuestro Cuaderno de Estudio.

Ciertamente, un día escuchamos y aprendemos a entonar Nam Miojo Rengue Kio por intermedio de un conocido, un pariente o algún amigo.
Para algunas personas, debido a sus creencias y/o raíces culturales, podrá parecerles raro y más aún dudar del poder real de esas “palabras” que suenan tan extrañas a sus oídos.
Sin embargo, para aquellas que se interesen en conocer una filosofía budista y obtener respuestas para diversas cuestiones de la vida, al contrario que en el anterior caso, surgirá un resultado más positivo.
De cualquier forma, son muy diversos los motivos que llevan a las personas a encontrar el Budismo de Nichiren Daishonin, entonar Nam Miojo Rengue Kio y así tener la oportunidad de vencer las dificultades.
Son innumerables las experiencias de compañeros que transformaron situaciones totalmente desfavorables obteniendo una victoria al final. ¿Qué hay de común en ellas? Lo sabemos muy bien, se trata de la convicción y de la sinceridad en la práctica de la fe.
Día tras día, mes tras mes, año tras año, venimos y continuaremos ejercitando nuestra fe y entonando Daimoku. Este ejercicio nos posibilita acumular, a lo largo del tiempo, la sabiduría y la buena fortuna para comprender las tristezas y las alegrías que surgen en nuestra vida. En este ciclo indetenible de desafíos, superaciones y victorias, solidificamos nuestra determinación, creando así una condición de vida invalorable, teniendo la seguridad de que “no existe oración sin respuesta”.
Esa transformación del estado interior, o sea, la manifestación de la más elevada condición de vida espiritual, nos permite comprender nuestra propia naturaleza y a la vez despertar a nuestra propia misión. En este contexto, el Daimoku se convierte en el combustible del día a día.
El Presidente Ikeda afirma que “…las personas que perseveran en la práctica de la fe conquistarán infaliblemente una felicidad indestructible, desbordante de buena fortuna e invulnerable a todo”. En esta condición, todo se convierte en placentero y existe satisfacción, lo mismo que si tuviera fama o riquezas. Él agrega: “Instante a instante, los momentos serán de plena satisfacción. Todo parecerá bello y pleno de alegría. Instantáneamente se podrá percibir la verdad y se distinguirá el bien del mal. Ustedes serán capaces de pensar en el bienestar de las personas bajo cualquier circunstancia. Este es un estado que ustedes podrán ser capaces de manifestar mediante la fe” (Brasil Seikyo, edición Nº 1.222, 17 de abril de 1993, pág. 4.)
Entonces, cuando comprobamos en nuestra propia vida que “la naturaleza de Buda dentro de nosotros es convocada y manifestada por medio de nuestra entonación de Nam Miojo Rengue Kio”, comprendemos un poco más acerca de la gran misericordia del Buda original Nichiren Daishonin, quien “reveló su naturaleza de Buda intrínseca a su propia vida en la forma del objeto de devoción o Gojonzon”. El Presidente Ikeda, además dice: “El Nam Miojo Rengue Kio incorpora el nombre y la vida de Nichiren Daishonin. Aquel que recita Daimoku lograr manifestar el estado de vida del Buda Nichiren Daishonin dentro de su propia vida. Naturalmente habrá alcanzado el estado de Buda” (Ibidem).
En fin, la buena fortuna que acumulamos en un solo día de nuestra existencia es incalculable. Todavía, nuestra vida es demasiado corta, tan corta que podría ser comparada con un simple resplandor dentro de la existencia del propio Universo. De esta forma si podemos comprender cuán afortunados somos al poder entonar Nam Miojo Rengue Kio por una, dos o más horas durante un único día, entonces realmente podremos vivir plenamente una existencia suprema.
¡Vivamos juntos una existencia maravillosa en medio de una noble jornada del Kosen-rufu, convencidos de no existe nada que supere el poder del Daimoku!
!Muchas felicidades a todos!

ACTITUDES EN LA PRÁCTICA DE LA FÉ- ¿SOMOS VERDADEROS BUDISTAS ?

José Luiz Prieto Do Nascimiento. Vice-Responsable Nacional de la División de Caballeros de la BSGI
Traducción: Luis A. Del Alcázar – SGIV Caracas, Mayo 6, 2004

Debemos desarrollar la convicción de que un día lograremos el estado de vida que tanto deseamos. La verdad, manifestar el Estado de Buda no significa que no vamos a tener nunca más ningún problema, más bien significa crear la condición de vida donde podamos resolver cualquier tipo de problema que tengamos que enfrentar.
Hay que tener la certeza de que nuestra vida está en el camino que nos llevará hacia la felicidad absoluta. Nosotros tenemos una filosofía de vida, una religión que nos promete una grandiosa vida, sin embargo somos nosotros quienes la construimos, quienes la hacemos. La felicidad se haya inherente en nuestras vidas, en pocas palabras ¡yo decido si quiero ser feliz o no!
Al sentarse frente al Gojonzon demostramos toda nuestra determinación y la certeza de mi propia victoria. La cantidad de Daimoku que yo entone estará acorde con mi propia determinación. Cuando estoy orando, yo no estoy “pidiendo”, sin embargo sí estoy “ofreciendo” mis oraciones por la ¡determinación que ya tomé! O sea que ya estoy “actuando”, determinado a sobrepasar un gran obstáculo, o sea realizando mi propia práctica de gonguio y daimoku y luchando por la felicidad, aunque sea una única persona.

Es realmente reconfortante saber que todos nuestros sueños no dependen de nadie, tan solo de nosotros mismos. Es maravilloso saber, que todo reside en nuestras manos, todo está a nuestro alcance. Es también extraordinario darse cuenta que nuestro destino sólo reside bajo nuestra decisión. Por eso es triste saber que no podemos justificar nuestras derrotas. Debido a que tenemos, tanto las condiciones para vencer, también tenemos las condiciones para lamentarnos de nuestros fracasos, al final todo está en nuestras manos. Es sumamente importante que comprendamos, que podamos convencernos a nosotros mismos, de que somos los únicos que determinamos el resultado de nuestra propia vida. Como practicantes del Budismo del Daishonin debemos tener en nuestra mente, que estamos en el camino para lograr todos nuestros ideales. Si fracasamos será sólo nuestra responsabilidad, de nadie más.

Para nosotros los budistas, no existentes justificaciones, es decir, no existe otro término. Es la victoria o la derrota, o somos felices y honramos la filosofía de vida de Nichiren Daishonin o somos derrotados, pues nada justificará que nuestros sueños no se hagan realidad. La verdad es que tenemos la obligación de mostrar para la sociedad, cuán maravillosa es nuestra filosofía.

La mejor manera de convertir a las personas al Budismo, en otras palabras propagar esta filosofía, es transformar nuestras vidas en espejos. Servirá de muy poco hablar de esta práctica de la fe, si no mostramos con nuestra vida lo que significa ser budistas.

Si no estamos superando nuestros problemas, si no estamos progresando, si no estamos creciendo, si no estamos siendo un valor para la sociedad, debemos reconocer que existe algo equivocado en nuestra práctica individual.

Necesitamos comprender que no poseemos el Gojonzon para paliar nuestros defectos, sino para transformar nuestras vidas y a la vez construir una sociedad mejor.

Quien posee un Gojonzon no puede lamentarse llorando y quejándose de su falta de éxito en la vida. Quien posee un Gojonzon debe brillar en todo lo que haga, o sea en el trabajo, en la familia, la escuela, donde sea que esté. Quien posee un Gojonzon necesita tener grandes sueños, y metas; anhelar grandes realizaciones. De esa manera logrará fortalecer aún más, su convicción. Quien posee un Gojonzon no puede temer lanzarse hacia los grandes objetivos en la vida. Debe y necesita realizar grandes cosas, no puede vivir tan sólo de “buenas intenciones” y sueños.

Tiene que obtener logros, tiene que buscar, tiene que convertir su vida en algo irreconocible para aquellos que lo conocieron antes del inicio de su práctica. Es común decir que si quisiéramos vivir llenos de problemas, tristes, angustiados y vencidos, entonces no hay necesidad de ser budistas.

Si abrazamos este Budismo, si practicamos esta filosofía, si somos discípulos de Ikeda Sensei, entonces no podemos vivir en forma fracasada, tenemos que vencer, tenemos que superar nuestros problemas, tenemos que justificar nuestra existencia con realizaciones.

Analicemos nuestra práctica, la sinceridad de nuestras oraciones, nuestra conducta día a día y ¡decidámonos a mejorar siempre! ¡Vamos a realizar hasta el infinito nuestros sueños!