José Luiz Prieto Do Nascimiento. Vice-Responsable Nacional de la División de Caballeros de la BSGI
Traducción: Luis A. Del Alcázar – SGIV Caracas, Mayo 6, 2004
Debemos desarrollar la convicción de que un día lograremos el estado de vida que tanto deseamos. La verdad, manifestar el Estado de Buda no significa que no vamos a tener nunca más ningún problema, más bien significa crear la condición de vida donde podamos resolver cualquier tipo de problema que tengamos que enfrentar.
Hay que tener la certeza de que nuestra vida está en el camino que nos llevará hacia la felicidad absoluta. Nosotros tenemos una filosofía de vida, una religión que nos promete una grandiosa vida, sin embargo somos nosotros quienes la construimos, quienes la hacemos. La felicidad se haya inherente en nuestras vidas, en pocas palabras ¡yo decido si quiero ser feliz o no!
Al sentarse frente al Gojonzon demostramos toda nuestra determinación y la certeza de mi propia victoria. La cantidad de Daimoku que yo entone estará acorde con mi propia determinación. Cuando estoy orando, yo no estoy “pidiendo”, sin embargo sí estoy “ofreciendo” mis oraciones por la ¡determinación que ya tomé! O sea que ya estoy “actuando”, determinado a sobrepasar un gran obstáculo, o sea realizando mi propia práctica de gonguio y daimoku y luchando por la felicidad, aunque sea una única persona.
Es realmente reconfortante saber que todos nuestros sueños no dependen de nadie, tan solo de nosotros mismos. Es maravilloso saber, que todo reside en nuestras manos, todo está a nuestro alcance. Es también extraordinario darse cuenta que nuestro destino sólo reside bajo nuestra decisión. Por eso es triste saber que no podemos justificar nuestras derrotas. Debido a que tenemos, tanto las condiciones para vencer, también tenemos las condiciones para lamentarnos de nuestros fracasos, al final todo está en nuestras manos. Es sumamente importante que comprendamos, que podamos convencernos a nosotros mismos, de que somos los únicos que determinamos el resultado de nuestra propia vida. Como practicantes del Budismo del Daishonin debemos tener en nuestra mente, que estamos en el camino para lograr todos nuestros ideales. Si fracasamos será sólo nuestra responsabilidad, de nadie más.
Para nosotros los budistas, no existentes justificaciones, es decir, no existe otro término. Es la victoria o la derrota, o somos felices y honramos la filosofía de vida de Nichiren Daishonin o somos derrotados, pues nada justificará que nuestros sueños no se hagan realidad. La verdad es que tenemos la obligación de mostrar para la sociedad, cuán maravillosa es nuestra filosofía.
La mejor manera de convertir a las personas al Budismo, en otras palabras propagar esta filosofía, es transformar nuestras vidas en espejos. Servirá de muy poco hablar de esta práctica de la fe, si no mostramos con nuestra vida lo que significa ser budistas.
Si no estamos superando nuestros problemas, si no estamos progresando, si no estamos creciendo, si no estamos siendo un valor para la sociedad, debemos reconocer que existe algo equivocado en nuestra práctica individual.
Necesitamos comprender que no poseemos el Gojonzon para paliar nuestros defectos, sino para transformar nuestras vidas y a la vez construir una sociedad mejor.
Quien posee un Gojonzon no puede lamentarse llorando y quejándose de su falta de éxito en la vida. Quien posee un Gojonzon debe brillar en todo lo que haga, o sea en el trabajo, en la familia, la escuela, donde sea que esté. Quien posee un Gojonzon necesita tener grandes sueños, y metas; anhelar grandes realizaciones. De esa manera logrará fortalecer aún más, su convicción. Quien posee un Gojonzon no puede temer lanzarse hacia los grandes objetivos en la vida. Debe y necesita realizar grandes cosas, no puede vivir tan sólo de “buenas intenciones” y sueños.
Tiene que obtener logros, tiene que buscar, tiene que convertir su vida en algo irreconocible para aquellos que lo conocieron antes del inicio de su práctica. Es común decir que si quisiéramos vivir llenos de problemas, tristes, angustiados y vencidos, entonces no hay necesidad de ser budistas.
Si abrazamos este Budismo, si practicamos esta filosofía, si somos discípulos de Ikeda Sensei, entonces no podemos vivir en forma fracasada, tenemos que vencer, tenemos que superar nuestros problemas, tenemos que justificar nuestra existencia con realizaciones.
Analicemos nuestra práctica, la sinceridad de nuestras oraciones, nuestra conducta día a día y ¡decidámonos a mejorar siempre! ¡Vamos a realizar hasta el infinito nuestros sueños!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario