7.2.05

Si no es ahora... ¿Cuándo?

Laura Barbieri de Il Nuovo Rinacimiento No. 198-agosto 1998.
Publicación mensualde la Soka Gakkai de Italia.
Tomado del Seikyo Criollo, Oct. 1998

Todo comenzó con una feroz antipatía hacia una compañera de trabajo. Debido a la negatividad de mis sentimientos, no me permitía ninguna manifestación emocional externa, pero dentro de mí producía continuamente juicios negativos los cuales, aunque destinados a una circulación exclusivamente interna, envenenaban mi vida. Mientras tanto entonaba para transformar el veneno en medicina, leía con afán el Gosho buscando algo que me empujara a un cambio. Los días pasaron y yo entonaba y leía, pero no lograba cambiar.
La solución a mi problema se presentó mientras estudiaba el Gosho: "Los deseos mundanos son en si iluminación". La explicación precisaba de hecho que el carácter soku, en términos de tiempo, significa "inmediatamente". Sentí entonces el deseo de entonar Daimoku de aquella manera para transformar inmediatamente mi estado de ánimo. Así fue, después de tanto tiempo, mi sufrimiento se disolvió dando espacio a una relación serena y sin sombras. Lo que hasta ahora me había impedido tener éxito había sido un Daimoku débil, entonado como si su eficacia se debiera a la acumulación más que a la intensidad. Entonces empecé a reflexionar sobre esta actitud de purgatorio, o sea la condición mental en la cual, sufriendo por un problema, vivimos el presente como un tiempo de transición y expiación, un túnel al final del cual nos espera la situación deseada.
En esta circunstancia cruzamos el presente completamente condicionados por nuestros problemas y sufrimientos, postergando a futuro la serenidad y la dicha. "Se necesita tiempo" es la frase que acompaña los periodos de purgatorio y entonces, a estos días sustraemos nuestras energías, ahorrándolas para mejores tiempos. Si el trabajo no nos satisface y quisiéramos uno mejor, si nuestras relaciones son difíciles, si por cualquier razón percibimos una fuerte sensación de pesadez u obligación, comenzamos a imaginar una realidad más satisfactoria, un trabajo mejor, una relación fácil y ligera, y estas imágenes nos llevan a desviar nuestras energías del presente, vivido como un tiempo sin significado, y ahorramos para entregarnos cuando valga la pena. Entonamos un Daimoku que no nos alivia, que nos deja distraídos y nerviosos, con una sensación de viva amargura y frustración y vivimos de la misma manera, pasivamente, en la espera de que algo ocurra y nos libere del sufrimiento. Esto lleva a refugiarse en la idea de que se trata de un Daimoku eficaz en la distancia, por lenta acumulación, así como recogiendo los "puntos" de una promoción en donde estaremos seguros de tener derecho al premio final. Sin darnos cuenta, junto a la separación entre presente y futuro, estamos esperando las causas de los efectos. Nos ilusionamos de que vivir estancadamente el presente conduzca de todos modos a un brillante futuro. Los ejemplos son numerosísimos: "desde mañana me pongo a dieta, entonces hoy como a más no poder","quiero un mejor trabajo que me gratifique desde todo punto de vista, entonces, dejo de aplicarme en el que actualmente estoy desarrollando", "m imatrimonio está yéndose a pique, entonces entono Daimoku para tener una vida sentimental feliz mientras aprovecho todas las oportunidades que se me presenten para pelear, reprochar y quejarme". Paradójicamente, mientras actuamos así, estamos convencidos del inexorable funcionamiento de la Ley de causa y efecto porque consideramos eficaz, para los términos del cobro de los beneficios, sólo nuestra regularísima práctica del Budismo y así los pensamientos, las palabras y las acciones que contemporáneamente estamos produciendo. Sin embargo, el Sutra Shinjinkan describe con extraordinaria claridad el funcionamiento de la Ley de causa y efecto: "Si quiere conocer las causas pasadas observe los resultados que se manifiestan en el presente, si quiere conocer los efectos que se manifestarán en el futuro observe las causas que está haciendo en el presente", sin distinguir entre causas budista y causas de otros géneros.

En los diálogos La Sabiduría del Sutra del Loto, Takanori Endo se dirige hacia Daisaku Ikeda con estas palabras: Tenemos una imagen del Kosen rufu como si fuese el momento en el cual lograremos convertir a numerosas personas a la práctica correcta de la Ley. Pero, superando esta imagen, usted nos ha enseñado que Kosen-rufu existe en la práctica misma de la transmisión de la Ley. Nos ha explicado también su decisión de convertirse después de haber encontrado al presidente Toda, citando a Goethe: "no es suficiente caminar paso tras paso por el camino que llevará un día a la meta. Es necesario que cada uno de estos pasos sea la meta y que cada uno de estos pasos tenga su valor. "Si percibimos una sensación de pertenencia hacia el movimiento por el Kosen-rufu deberíamos por lo menos reflexionar sobre nuestras espacios purgatoriales sobre todas aquellas zonas de sombras donde vivimos ilusionándonos de estar amparados por la Ley de causa y efecto y entregándonos de cuerpo entero a nuestras tendencias con la esperanza de que un mejor futuro nos esté esperando.

Pensemos también todos los esfuerzos que hacemos cada día por lograr nuestras metas. Creer firmemente en el funcionamiento de la Ley de causa y efecto significa, en estos casos, no dudar de la segura realización de nuestros objetivos, aunque en la superficie de las cosas, los efectos por nosotros deseados no se manifiesten. En sustancia se trata de construir una condición de vida que nos haga sentir en la tierra del Buda también cuando experimentamos momentos de gran sufrimiento. Pensemos en el ejemplo de Josei Toda que, en su situación de máxima restricción física y espiritual en la cárcel, percibe la verdadera entidad de su vida y decide dedicarse completamente al Kosen-rufu. La elevada condición de vida de Makiguchi en las mismas circunstancias está testimoniada por una carta que escribió a su familia: A diferencia de cuando estaba bajo supervisión del departamento de policía urbana, ahora estoy solo en un cuarto de tres tatami, y hasta que pueda leer me siento a gusto y satisfecho. Por favor tranquilícense y no se preocupen por mí (...). En esta celda solitaria, lo que verdaderamente cuenta, es que puedo dedicarme a la contemplación. Observo estrictamente la práctica de Gonguio mañana y noche. La fe antes que todo, tanto para mí como para ustedes. Aunque esta sea una durísima prueba, pierde significado en comparación a aquellas que sufrió Nichiren Daishonin. Forjen su fe lo más fuerte que puedan.
Pienso que es totalmente inoportuno quejarse de las presentes dificultades porque vivimos sumergidos en inmensos e infinitos beneficios. Como nos enseña el Sutra y el Gosho, seguramente experimentaremos que el veneno jamás deja de transformarse en medicina" (Daisaku Ikeda, explicacióndel Verdadero Objeto de Veneración,Esperia 1986, pág. 11).

Toda y Makiguchi nos enseñan cómo las personas comunes pueden sentirse libres y tranquilas en las circunstancias más adversas, extrayendo la fuerza vital necesaria del poder de la fe y de la práctica. Cada uno de nosotros seguramente ha experimentado la alegría de sentirse libre del sufrimiento a través de la entonación del Daimoku, se trata entonces de buscar esta condición con energía cada vez que algo nos molesta, nos aflija o nos preocupa, sin postergar y sin sustraernos al desafío que el momento presente nos propone. Comentando esta frase del Gosho: "cuando concentren los esfuerzos de cien millones de eones en un solo instante, las propiedades del Buda se manifestarán en cada pensamiento y acción". Daisaku Ikeda afirma que la expresión "los esfuerzos de cien millones de eones" es una metáfora para representar la capacidad de enfrentar cada problema con nuestro íntegro ser y con plena conciencia sin dejar ningún recurso interior sin utilizar.
El director general Kaneda nos está guiando desde hace muchos años en esta dirección, tanto como el ya célebre consejo de "aplicarse en cada cosa al cien por ciento" como a través de las clases sobre el significado de Nilli que abre nuestro Gonguio cotidiano. Nilli significa "de ahora en adelante" e indica la actitud necesaria para vivir la vida serena y realizada, en otras palabras, significa nuestra determinación en cada instante de la vida esforzándonos al máximo, sin retroceder, sin huir, sin postergar o evadir, enfrentando el presente y utilizando al máximo nuestro cuerpo, mente y corazón. Claro, no es fácil, a veces logramos alcanzar rápidamente esta actitud, mientras que otras veces nos concedemos largos períodos de purgatorio antes de buscarla. Hay también quien sostiene no estar en condición de hacerlo porque piensa estar desprovisto de coraje y determinación. Interpelado sobre este propósito, Kaneda ha explicado: "Entrenarse significa no evadir, sino enfrentar las dificultades. Hay que aprovechar al máximo cada dificultad y sufrimiento para mejorarse a sí mismo. Si se ahorran los esfuerzos no hay crecimiento. Frente a las dificultades no hay que quejarse ni huir, más bien agradecer". Es un recorrido en su vida, pero entrenándose de esta manera aprenderá a gozar de su vida. De otro modo la política de ahorro lleva a resultados poco satisfactorios. Corremos el riesgo de cruzar por nuestra vida postergando el empeño y la felicidad, haciendo de la vida misma una sala de espera, un ininterrumpido período purgatorial.
Quisiera concluir con un dicho que puede ayudar con su enérgica sencillez: "Si no soy para mí mismo, ¿quién será para mí? Si soy únicamente para mí mismo, ¿qué cosa soy? Si no es ahora, ¿cuándo?".

1 comentario:

Barbara dijo...

Leo esta orientacion en un momento crucial, de purgatorio, de llorar frente al gohonzon en vez de actuar, siento que estoy desperdiciando una practica maravillosa que me da todo lo que puedo necesitar para seguir adelante con tenacidad y valor.
Gracias,el invierno siempre se convierte en primavera.